En esta vida, cuando se trata de
asuntos de la política, ya sea meterse a político o apoyar a
un partido político, a todos aquellos que nos da igual el
asunto deberemos siempre apostar a caballo ganador que, en
definitiva, es quien nos puede dar aunque sea las gracias,
por haber contado con nuestro apoyo.
Aunque, sinceramente, tengo el pleno convencimiento de que
si se quiere conseguir alcanzar alguna prebenda, ya sea un
carguito o alguna otra cosa, nada hay mejor que criticar a
quien gobierne. Pues todos los gobernantes, tienen el
convencimiento de que aquellos que son sus amigos, o al
menos así lo consideran ellos, con esos cuentan pase lo que
pase, y a los que se tiene que atraer son aquellos que no
comulgan con sus ideas y les hacen criticas cada vez que la
ocasión se lo permite.
Un gran error el que cometen, por esa forma de ver las
cosas, la mayoría de quienes gobiernan, pues nada hay peor
que convertir a los amigos en enemigos, viendo y comprobando
la actitud de todos ellos con sus peores enemigos.
Una actitud que hace que estos enemigos gocen de prebendas
por parte de los gobernantes e incluso logren alcanzar un
puestecito de relieve en el organigrama de las
instituciones. Todo ello en detrimento de aquellos, que sin
recibir nada a cambio, le prestaron su total apoyo.
Me decía la sabia de mí abuela: “nunca convierta en enemigos
a tus amigos, pues serán los peores enemigos que tengas”. Y
debe ser así, tal y como me dijo la sabia de mí abuela, al
comprobar las reacciones de algunos amigos a la hora de
hablar de algún que otro manda, y las actitudes que tiene
con aquellos que se consideraban sus amigos. Desprecio total
y adiós por puro compromiso.
No hay peor cuña que la de la misma madera. Y esos amigos al
sentirse traicionados, se convierten en los peores enemigos
que cualquier de estos mandas puedan tener. Las cañas
empleadas para defenderlos, sin duda alguna, se volverán
lanzan mortíferas por quienes se siente engañados.
Uno de estos amigos, que tiene algún manda, en conversación
callejera, me decía: “tú no consigue lo que desees porque no
criticas al poder como debes hacerlo. El día que decidas
atacar a fondo, con toda la artillería, te puedo asegura que
tienes un puestecito donde quieras”.
Te escuché porque, entre otras cosas te tengo cierto afecto
y mi educción no me permite darle las espaldas a nadie y
dejarlo con la palabra en la boca, pero tus consejos me
importan tres pepinos. Camino libre por la vida, sin deberle
nada a nadie porque, jamás, pedí nada de nada.
Tú, que se lo que más deseas, tienes la enorme oportunidad
de hacer tuyo el consejo que me has dado, para poder
conseguir lo que te has propuesto. Yo, qué quieres qué te
diga, seguiré mi camino, escribiendo lo que me venga en
ganas, porque quiero y porque puedo hacerlo, al no tener que
agradecer nada a nadie. Y si un siglo de estos, necesito
algo y acudo a quien me lo puede solucionar y me da puertas,
no te preocupes se perfectamente la actitud que debo tomar.
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