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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Ya estamos preparando nuestros carnavales. Las comparsas, chirigotas y cuarteto, en el supuesto que este último para disfrute de los ceutíes vuelva al escenario, aceleran en la preparación de sus coplillas, haciendo de sus ensayos todos los esfuerzos posibles, poniéndose a punto para tratar de ganar la final, máxima ilusión de todos los participantes en estos concursos.

Dicen de fuentes bien informadas, no digo de mis fuentes porque carezco de ellas, ya que la única fuente que conozco es la fuente del Avellano que cantaba mi admirado Antonio Molina, que la cosa del concurso de carnaval tendrá lugar en el auditorio de la Manzana del Revellín. Y si lo dicen las fuentes bien informadas, es que va a ser allí donde se celebre el concurso del carnaval ceutí.

Desde mi particular punto de vista, aunque algunos se puedan molestar, no es el lugar más adecuado para la celebración de la final de los carnavales. Pero quien manda, manda, y cartucho al cañón.

Y no es, por supuesto, que me extrañe lo más mínimo que se celebre el mencionado evento en aquel lugar, pues en mí época se han celebrado en diferentes lugares, algunos de los cuales la acústica brillaba por su ausencia, a pesar de los esfuerzos realizados por los encargados del asunto, que no eran pocos.

En aquella época, en la que Beatriz Palomo y yo presentábamos los carnavales, lo hicimos en diferentes lugres, Siete Colina, El Revellín y hasta en una ocasión nos fuimos a presentar la gran final al desaparecido cine Terramar.

Por cierto que el Terramar estaba perfectamente ubicado para la celebración de esta clase de eventos sólo le faltaba, todo hay que decirlo, unos camerinos donde se pudiesen los participantes cambiarse y colocarse sus disfraces.

Una pena que el gobierno de la ciudad no hubiese adquirido el Terramar no sólo para llevar a cabo los carnavales, sino para otra clase de eventos en los que se necesitasen un mayor aforo.

Sólo había que hacerle una pequeña reparación, realizando la consecución de los camerinos y lo más importante, es que, El Terramar, tenía espacio para hacer un gran aparcamiento, donde sería fácil conseguir una plaza para todos los que se tuviesen que desplazar hasta aquel lugar, para presencia cualquier evento que tuviese lugar en la mencionada ubicación. O sea, con claridad meridiana, el Terramar tenía todo lo necesario para ser el lugar idóneo.

La oportunidad que tuvo el ejecutivo de la ciudad para hacerse con el Terramar, era tan fácil como decían que le ponían las carambolas al rey aquel.

Tenía todo a su favor, teniendo en cuenta que poco o ningún desembolso había que efectuar por parte de la Ciudad Autónoma, dadas las circunstancias que rodeaban al propietario del lugar, que no habría puesto problema alguno para que la Ciudad se hubiese quedado con el mencionado cine.

Pero como donde hay patrón no manda marineo, y aguas pasadas no mueven molino, pues allá cada uno con sus problemas y con la visión de realizar lo más conveniente. Nosotros insistimos que, para la celebración de los carnavales, el auditorio no es el lugar más adecuado.
 

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