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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACION

Mohamed Alí y la “fractura social”

Por Nuria de Madariaga


A Carolina Pérez no “la han cesado” sino que ha dimitido, en un ejemplo de coherencia , para no dar pábulo a las abominaciones de los catastrofistas y cortar de raíz las previsibles elucubraciones de los tergiversadores. Sí, en efecto, desafortunadamente para quienes querían probablemente seguir “rizando el rizo” del victimismo y de la ofensa como medio de captación de futuros votos, se han encontrado, de la noche a la mañana, con una dimisión. ¿Y ahora qué?. ¿Va a continuar hablando Mohamed Alí de que estamos “al borde de la fractura social”?

Y lo que es más trascendental desde el prisma político ¿Sabe Mohamed Alí “con exactitud” lo que significa “fractura social”? Opino que no. Porque si, lo que vaticinaba eran enfrentamientos entre colectivos ciudadanos, el tema es gravísimo. En Ceuta nadie quiere, ni fracturas ni enfrentamientos y menos aún que alguno o algunos inciten a fracturas o enfrentamientos porque, de ser eso así, que no lo es, esa incitación tendría una lectura penal muy determinada en las leyes. Las manifestaciones de Carolina Pérez relativas a un número determinado de ciudadanos en riesgo de exclusión, han abierto la caja de Pandora, para volverla a cerrar en unas pocas horas.

Las “exigencias” de Mohamed Alí en cuanto al “cese” se han convertido en humo desde el instante mismo de la dimisión de la consejera de Asuntos Sociales. Alí ha echado un pulso al Gobierno que representa a la inmensa mayoría de los ceutíes y lo ha perdido. Y de manera nada heroica, por cierto. No ha habido ocasión para “heroicidades”, ni tampoco para interminables ruedas de prensa en tono mitinero, nada se ha podido “reivindicar” desde dignidades heridas por supuestas infamias y falsedades absolutas teñidas del fantasma de la xenofobia .No hay por lo tanto riesgo de “fractura social”.

Ni lo ha habido nunca en Ceuta. Ni lo habrá jamás a no ser que, terceras personas, incendien los ánimos, hagan apología del enfrentamiento o de la violencia y sean ellos, personalmente y desde su exclusiva responsabilidad, quienes desencadenen, por motivos espúreos y con torcidas intenciones de beneficiarse, unos sentimientos de hostilidad entre las comunidades, incitando a ello. Y azuzando una cristianofobia que, en determinados países, ya se ha saldado con víctimas mortales. Peligroso terreno. Extremadamente movedizo.

La paz social en momentos de grave crisis económica como el que vivimos, es un logro meritorio. Hasta ahora mismo, el Gobierno de la Nación ha ido sorteando los durísimos recortes que vienen aconsejando y casi imponiendo desde la Unión Europea, precisamente para evitar riesgos de “fractura social”, no de la mano del fantasma del racismo, sino de la mano de la recesión económica más absoluta. Y en este delicado equilibrio, donde se trata denodadamente de que, los problemas económicos no supongan el recorte de ayudas sociales ni repercutan en los sectores más débiles, no puede permitirse el que se aluda, ni tan siquiera tangencialmente a “fracturas envenenadas”. No es admisible y no se va a admitir.

¿”Exigencias de cese de Carolina Pérez? No. Una dignísima dimisión y la manifestación sincera de que, la ex -consejera, jamás tuvo intención de ofender a nadie. Eso es dignidad.

Indigno es que, el “alter ego” de Mohamed Alí, Aróstegui, insultara públicamente a veintidós mil ceutíes votantes del PP de quienes dijo que, diez mil eran unos fanáticos y doce mil unos racistas, afirmaciones claramente calumniosas y abiertamente difamatorias y, obviando la indignación ciudadana por la ofensa, no dimitiera.

Ni el airado Mohamed Alí, rápido en “exigencias de cese” le cesó automáticamente , disolviendo cualquier coalición con alguien capaz de difamar a veintidós mil ceutíes. Esa es la ética del Mohamed Alí. Y en esa ocasión, con veintidós mil agraviados y con razón, ni se interesó por esos ciudadanos, ni les defendió, ni se solidarizó con ellos, ni les sintió como “propios”, ni se desmarcó de las acusaciones, ni habló, por supuesto, de “fractura social” cuando, esos ceutíes podrían haber arremetido con dureza, o tal vez ya lo hayan hecho y no se encuentre el tema cursado, contra una Coalición cuyo factotum, Aróstegui, hablando en nombre propio y en el de su socio que es Mohamed Alí que suscribe lo que dice el primero, les calumnió de forma tan feroz. Ni ceses ni dignas dimisiones.

Y Mohamed Alí viene a impartir lecciones de moralina y a tratar de abrir la caja de los truenos. Cuando no hay truenos, ni fracturas, ni enfrentamientos, ni hostilidades, ni bandos rivales. El pueblo de Ceuta no tiene tiempo para perder el tiempo. Mohamed Alí sí parece tenerlo y además le sobra. Por eso echa pulsos. Y encima los pierde.
 

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