En unos días tendrá lugar la gala
del cine español con la entrega de los Goya, en el Teatro
Real de Madrid, que estará adornado con miles de metros
cuadrados de alfombra roja, por donde desfilará lo más
granado de nuestros directores y artistas de la industria
cinematográfica española.
Una industria en total decadencia, que cada año pierde
millones de espectadores. En éste año de gracia, que no
puede ser muy “gracioso” para esta industria, el cine
español ha perdido más de seis millones de espectadores.
Lo hemos venido diciendo desde no se cuánto tiempo, tanto
tiempo que ya ni me acuerdo, que el cine español iba de mal
en peor debido, principalmente, que todas las películas
trataban siempre los mismos temas donde las escena de cama,
cosa esta que está desapareciendo del cine mundial, están a
las órdenes del día, a igual que el asunto de la droga
tratado de la misma manera, en las películas que el asunto
de aquí te cojo, aquí te mato.
Es curioso, como en todas las películas donde existen
escenas de cama, siempre resulta que los personajes se
conocen en un bar y a la escena siguiente ya están dale que
te pego, sin que venga a cuento.
Parece no darse cuenta, aquellos que se dedican al cine que
los españoles ya no estamos tan atrasados, ni somos tan
analfabetos como en época pasada cuando se inició la
apertura y el destape, íbamos a los quioscos a comprar las
revistas y, rápidamente, al cine para ver alguna película en
la que hubiese asunto de cama. Que no, hombre, que ya no
somos tan analfabetos, que hasta los más pequeños hacen
maravillas con los ordenadores.
Resulta que además de perder casi siete millones de
espectadores, las recaudaciones conseguidas con la
exhibición de las películas realizadas son menores que las
subvenciones recibidas.
Todo un detalle de para qué vale en esta industria el dinero
qué aportamos todos los españoles, porque esas subvenciones,
sin duda alguna, salen del bolsillo de todos los españoles.
Un dinero que aportamos todo, que no produce nada más que
perdidas, pero que vale para que se sigan haciendo películas
por las que el público español muestra un total rechazo o
como dicen ahora los chavales, pasan olímpicamente de esta
clase de cine.
Pero como dice el refrán “a mal tiempo buena cara”. De esa
forma, dentro de unos días, pocos por cierto, esas cifras
demoledoras de perdida de espectadores y de recaudación por
la exhibición de las películas españolas, poco tendrá que
ver con el esplendor de los alrededores del Teatro Real de
Madrid, de su alfombra roja de miles de metros por donde
desfilarán directores y artistas, y donde una vez más, por
segundo año consecutivo, presentará la gala le genial
humorista Andreu Buenafuente.
Curiosamente, las películas que carecen de subvenciones, son
las más taquilleras de nuestra industria cinematográfica, y
las que más premiadas son en el extranjero. Esto sería digno
de un estudio por parte de las mentes pensantes de que se
dedican a dar subvenciones a una industria que es
deficitaria, porque es lastimoso que el dinero de todos los
españoles, vaya a un saco sin fondo que nada produce.
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