Agentes de la Unidad de Intervención Policial desarrollan
funciones de su competencia en el entorno de la frontera del
Tarajal. Evitan el colapso de la rotonda y la venta
ambulante y colaboran con la Policía Nacional para mantener
el acceso fronterizo fluido permitiendo las labores de
adecentamiento y de limpieza de la zona.
Lo que hace unas tres semanas suponía cierto caos, del que
se hizo eco EL PUEBLO, en relación a la masiva presencia de
porteadores cargados de bultos con la intención de cruzar
por el paso peatonal de la frontera del Tarajal, cuando no
permaneciendo en el lugar e, incluso, pernoctando en el área
anexa a las puertas fronterizas, hoy es un espacio limpio,
fluido en el que no se aprecian atascos, muchedumbre
excesiva y mucho menos aquel caos que quedó descrito en
estas páginas.
La acción conjunta y continuada de Policía Nacional, Guardia
Civil y Policía Local, ha logrado que el acceso fronterizo
no se convierta, por la fuerza de la costumbre, en un lugar
donde el desorden y la marabunta cobran a diario
protagonismo, al menos por ahora.
La cámara de Fidel Raso captó ayer la labor de los agentes
de la UIR de la Policía Local y de los operarios de Obimace.
Todo en orden.
La Policía impedía que los marroquíes se asentaran hasta
colapsar la rotonda del Tarajal y evitaba que las personas
utilizaran los espacios adyacentes a los portalones
fronterizos en lugar de descanso y asueto. Su presencia
también impedía la venta ambulante. Todo ello mientras los
trabajadores de Obimace adecentaban acerados y orilla del
vial. Así sí.
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