Rachid Raha, vicepresidente del Congreso Mundial Amazigh, se
ha dirigido por escrito al consejero de Presidencia y
Participación Social, Abdelmalik El Barkani, para
transmitirle el malestar existente en el Congreso Mundial
Amazigh por invitar a Lounes Belkacem en los actos del Nuevo
Año Amazigh al asegurar que ya no es presidente de esta
entidad y por tanto no lo considera representativo de la
misma.
Raha señala en su misiva a El Barkani que “quisiera
manifestarle mi más profunda y enérgica protesta por haber
invitado a las actividades conmemorativas del Año Nuevo
Amazigh 2961 a la persona menos indicada para representar a
nuestra ONG, el Congreso Mundial Amazigh (CMA en adelante),
a saber, el Sr. Lounes Belkacem, quien sigue usurpando el
nombre de nuestra ONG”. Así añade que vuelve a informar al
consejero de Presidencia y a la propia opinión pública que
“este señor -en referencia de Lounes Belkacem- que ya ha
estado dos veces a la cabeza de nuestra ONG (desde agosto
del 2002 hasta agosto del 2005 y del 2005 al octubre del
2008), no respeta en absoluto los estatutos del CMA”.
Recuerda que en uno de sus destacados artículos estipula que
los dirigentes del CMA deben ser independientes de los
gobiernos y de los partidos políticos mientras asegura que
Belkacem asegura que “viene diciendo que representa a un
partido político francés, con el que se presento últimamente
en unas elecciones” en este país.
“Claro -se lamenta- lo habéis invitado para hablaros de la
cuestión amazigh que en realidad y desafortunadamente lo
toma como si fuera un fondo comercial. Acaso, en dichas
jornadas, os habrá disertado de su complicidad con los
diferentes gobiernos autoritarios del Norte de África. Os
habrá revelado su cooperación con las autoridades
marroquíes, con el ministerio del Interior a través de la
wilaya de Meknès, de haber intentado dividir a nuestra ONG
con la organización de un presunto congreso paralelo del de
Tizi Uzu, en octubre del 2008, con la finalidad de dividir
aún más a los imazighen del mundo, os habrá confesado de su
complicidad notoria con los gobiernos de Mali -y de Argelia-
para que la cuestión tuareg no avance en lo internacional.
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