Acabo de ver a la misma puerta de
la Iglesia de Nuestra Señora de África, una de esas cosas
que no me gustaría volver a contemplar, en ninguna parte de
mi país, España.
Se trata de una pancarta en la que se resalta, que las
personas estas que se dejan ver allí, llevan cuatro años en
Ceuta y ahora pueden ser deportados.
Uno que, también, tiene corazón comprende lo que debe
significar una deportación para unas personas que,
posiblemente, engañados, en su día, se decidieron a hacer un
viaje rumbo a no sabían donde y cayeron en Ceuta.
Por lo que veíamos junto a esa pancarta, en la que se
destacan esos dos aspectos, los cuatro años aquí y la
posible deportación, esas personas deben ser hindúes y sus
días, en Ceuta, pueden estar más que contados aquí.
Llegando a este punto y valorando lo que me dice el corazón,
no podemos dejar de lado lo que dicen las leyes, respecto a
las personas que, desde fuera, vienen a instalarse aquí,
porque estas tierras les seducen más o les resultan más
atractivas.
Claro que, al entrar, es lo más normal que entres por las
fronteras, con una documentación en regla y sabiendo quien
eres, a donde vas, qué vas a hacer y donde y como vas a
vivir.
Yo no voy a entrar en ciertas demagogias, muy de moda en
nuestros días, cuando hablan de que la tierra es igualmente
de todos, la libertad por encima de los pasaportes, y ...
todos esos rollos que, desde la falsa progresía, tratan de
irnos inculcando.
Soy defensor, a ultranza, del orden y para que haya ese
orden tiene que haber unas leyes que encaminen, por igual,
para todos, entendiendo esto de igual, en el sentido de que
si yo guardo las leyes, los demás, también, deben
guardarlas.
Y aquí puede estar el problema de estos inmigrantes, en que,
posiblemente, todos esos que están junto a esa pancarta,
sean las mejores personas del planeta, que no han tenido la
oportunidad de encontrar un sitio al sol, en su tierra, y
mira por donde, esas leyes que no les han protegido en su
tierra, o esas leyes que esquivaron de su tierra, quieren
que sean alternadas por otras de aquí, que sí les protegen.
Todo este problema, además de aspectos legales conllevan una
serie de aspectos morales que no podemos dejar de lado, por
lo que más de uno puede tener problemas de conciencia, al
abordar la solución de estos “inmigrantes” en profundidad,
pero lo que no podemos dejar de lado es esto:” a los de
casa, que son los que aportan todo su trabajo y los que
pagan impuestos, no tolerarles nada fuera de las leyes, pero
a otros, que no son de aquí, que no han puesto nada en la
conformación de nuestro país, y que, además, entraron por la
puerta de atrás vamos a concederles lo que pidan”.
Puestos en una balanza yo me quedo con lo legal, lo otro,
por supuesto, no me gustaría que se tenga que tratar
drásticamente, pero nuestras leyes nos tienen que proteger,
primero a los de casa y a los demás no deben servir de
“paraguas” para que estemos los demás expuestos a la lluvia.
¿Deportación?. Quienes tienen el control del país y, en este
caso, de las leyes, sabrán lo que tienen que hacer.
Hagan lo que hagan, habrá división de puntos de vista, sobre
esta situación, ya veremos como se soluciona.
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