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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

¿Overbooking en el Estrecho?

Por Nuria Van den Berghe


Viernes 4, barco rápido de las 14,30,mi primer fin de semana de vacaciones en veintiún días ceutíes. Pero les digo que, si lo sé, no vacaciono. Porque el trayecto fue una auténtica experiencia, en primer lugar aquello parecía el desembarco de Normandía de tantos militares que iban, yo creo que iban “todos”, amen de tropecientos paisanos, un grupo de jubiladas y tres chavales con sus bicicletas.

Comenzó a entrar gente en el buque, yo conseguí asiento, pero seguían entrando, todo completo pero nunca acababan de entrar, hasta que se armó una especie de manifestación en el vestíbulo, porque la cafetería iba repleta, los asientos ocupados, mochilas, maletas, bultos, bolsas, sacos, carritos de niños y bicicletas. Agobiante. Recordaba, sin dejar volar demasiado la imaginación, a esas películas donde se ven los atiborrados barcos chinos o filipinos, donde el pasaje va hasta colgado de las barandillas y entonces naufraga y se ahogan todos.¿Como podía caber tanto personal en el barco?.

Se lo comenté a un señor que iba a mi lado “Oiga, esto es overbooking ¿no? Y si hay algún problema ¿De donde sacan los chalecos salvavidas los que van de pie porque no hay plazas?” El hombre se encogió de hombros, consciente de que, en caso de tragedia, son muy pocos quienes tienen la templanza de ponerse el chaleco, atárselo y utilizar cívicamente las salidas de emergencia. Pero aquello me pareció calamitoso y los que estaban de pie con sus maletas se quejaban, entonces la azafata dejó subir a aquel tropel a la zona superior donde parecían quedar algunas plazas libres. ¿Era o no era overbooking? Porque seguían habiendo pasajeros de pie y acodados en la barra del bar y en las banquetas de las mesas. Eso no era un barco, eso era el camarote de los hermanos Marx.

Para mí que demasiado personal para los sistemas de ventilación, porque empezó a hacer un calor de mil demonios y el aire estaba sobrecargado.¡ Y luego dicen de los bares con apartados para fumadores! Nefasta travesía, las fuerzas vivas alborotando, jubilosas porque se iban de vacaciones, el buque en plan “bamboleo”, los de las bicicletas por medio y mucha contaminación acústica, es decir, que todos hablaban a gritos y entre eso y la contaminación del aire sobrecargado hacía la experiencia algo agobiante.¡Como para atraer a los tours operators! Problemático en verdad.

El trayecto memorable por lo inhóspito y la llegada al puerto peor, porque se formó un tapón de jóvenes en la puerta y con el consiguiente cuello de botella y colas interminables por los fríos y feos pasillos hasta la aduana y colas eternas en el control por escaner ¡Que experiencia! Comprendo que es evitable para los abolengosos que utilicen el helicóptero pero, como los precios son prohibitivos, el pueblo llano y la soldadesca de permiso tenemos que llegarnos al barco, apiñarnos malamente, rogarle a Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita... Que la travesía discurra sin sobresaltos porque, en caso de problemas íbamos a salir peor parados que los del Titanic y encima sin película, porque el Titanic era muy elegante y viajaba gente muy romántica mientras que los de allí, entre los bultos y los equipajes apilados éramos más de película de Almodovar que de clásico del cine amoroso cantado por Celine Dion, nuestra banda sonora, como mucho, podían componerla “Los Chichos” o “Los Chunguitos”. Pero, a la postre, lo que me gustaría saber es, si el tema es siempre así o si había overbooking, si es siempre así es un horror y si era overbooking, más horror todavía.
 

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