La escisión o mutilación genital feminina (MGF) es una
práctica ancestral extendida en distintas regiones de
África, con graves consecuencias ginecológicas, obstétricas
y psicosociales. El factor religioso no es un determinante
fundamental, sino que es más relevante la pertenencia a una
etnia u otra a la hora de practicar la escisión, y su
incidencia es mayor en las zonas rurales o aisladas.
Uno de los países de África con mayor prevalencia de la
Mutilación Genital Femenina (MGF) es Malí, con una tasa del
85 por ciento entre las mujeres de 15 a 49 años, si bien no
existen indicadores de su incidencia en las niñas de 0 a 14
años, donde podría ser incluso más elevada.
Para hacer frente a esta situación y contribuir al abandono
de esta práctica, Cruz Roja Española y la Cruz Roja Maliense
están reforzando su intervención en dos de las regiones del
país más afectadas, Ségou (98 por ciento de prevalencia) y
Kayes (98 por ciento), con el apoyo de la Agencia Española
de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
La intervención incluye la atención psicológica y médica
gratuita a víctimas del cualquier tipo de mutilación genital
femenina, con el fin de mejorar la salud y las condiciones
de vida de estas personas. Estas mujeres reciben además
ayudas para su reinserción socioeconómica, en particular las
pacientes víctimas de fístulas, cheloides. La Cruz Roja
trabaja además con los líderes comunitarios, el personal
sociosanitario, los profesores y las organizaciones
comunitarias de base a través de distintos módulos de
formación y de sensibilización, en los que las mujeres
participan activamente, con independencia de haber sido o no
víctimas de la mutilación genital.
La intervención de la Cruz Roja Española y de la Cruz Roja
Maliense se inscribe en el Plan Nacional de Lucha contra la
Escisión y se propone establecer como resultado que de aquí
al 2012 se mejore el bienestar de las mujeres a través de la
reducción de la práctica de la escisión entre un 65 y un 85
por ciento.
El objetivo de la intervención de Cruz Roja Española, que
cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación
para el Desarrollo (AECID), es contribuir al abandono de
esta práctica y mejorar la salud y condiciones de vida de
las mujeres y niñas víctimas de graves secuelas físicas y
psicológicas de la ablación.
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