PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Escribir con antifaz
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Durante un tiempo, de hace ya varios años, me estuve reuniendo yo con varias personas en el salón de estar de un hotel para charlar cada mañana de cuanto viniera a cuento. A esa tertulia acudía gente variopinta. Y con el café por delante y humeando, los tres, cuatro o cinco contertulios, dependiendo del día, disfrutábamos opinando de lo que habíamos leído u oído en los medios.

A partir de ese análisis, cada cual introducía en la conversación un rumor, una broma, un chiste, etc., o ponía el grito en el cielo porque se sentía dolido por cualquier ataque recibido o bien por estar convencido de que estaba siendo discriminado en sus aspiraciones de lo que fuera. Al final, cuando las actuaciones de los políticos gobernantes no daban para más críticas, caíamos en la tentación de deliberar sobre temas complejos que a nada conducían.

En esa cita, casi diaria, yo me lo pasaba en grande con un periodista que solía comportarse acorde con los vientos dominantes. Con el de poniente aparecía cuerdo, centrado, y decía cosas interesantes; en cambio, en cuanto soplaba el levante, aquel hombre perdía la chaveta y se ponía a desbarrar de forma que había que ayudarle a que recobrara la normalidad.

En semejante tarea, recuerdo que a veces me ayudó Tomás Partida; quien formaba parte de aquel elenco. A Tomás, de tanto comunicarme con él, llegué a tenerle ley. Incluso no había día en el cual no le animara a escribir de cuanto le apeteciera. Aunque lo que le apetecía a Tomás era propalar sus pensamientos contrarios al poder establecido. Y, claro, chocaba con las respectivas líneas editoriales de los medios.

De las censuras, en aquellos años, recuerdo haberle dicho a TP que mortifican mucho más a las personas que tienen asumidas su ración indispensable de amor propio y vanidad. De cualquier manera, a nadie le gusta ser censurado.

Eso sí, en la reunión apenas decían nada contra quienes firmaban sus artículos con seudónimos o con nombres inventados. Y mi enfado alcanzaba cotas considerables de malaleche cuando me respondían al respecto que esas personas hacían bien en ocultar su identidad para evitar que sus escritos pudieran acarrearles represalias en sus empleos. Y hasta había defensores del anonimato de los opinantes cual medio de evitarse problemas con otros ciudadanos.

Es decir, que en aquellos años no estaba mal visto que un tipo calumniara, acusara, injuriara o se valiese de chocarrerías contra alguien, por más que el autor del libelo fuera tan precavido como para no ponerle la rubrica con la que estaba obligado a darse conocer ante notarios o entidades bancarias, por ejemplo.

Yo no sé, porque además de que no veo a Partida como antes para poder conversar, como sería muy de mi agrado, si Tomás sigue pensando que merecen respeto quienes escriben en periódicos, ocultos bajo el antifaz del nombre cambiado, y se dedican a incendiar con sus opiniones la convivencia entre identidades distintas. O se ponen a darnos lecciones de moralidad a cada paso.

He aquí Tomás, pues, una buena oportunidad para que tú, con esa pluma tan ágil que te caracteriza, me saque de dudas: ¿sigue estando bien insultar, cundir maledicencias, fomentar racismo y otras cuestiones de esa laya, usando mascarilla, careta y antifaz por sistema? Un abrazo.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto