Jesús Caído tuvo ayer la despedida que se merece. Por ello,
una amplia comitiva llegada de Alhaurín de la Torre visitó
la ciudad para formar parte un programa de actos donde no
faltó una ofrenda floral a la Virgen de África, una
recepción institucional en el Salón del Trono, una emotiva
eucaristía y hasta un concierto de marchas procesionales.
Para los devotos de la imagen de Jesús Caído será dolorosa.
Sin embargo, ayer el Cristo tuvo una despedida acorde con lo
que ha supuesto esta talla para la Hermandad de La Amargura.
Y por ello, una nutrida representación de Alhaurín de la
Torre, lugar al que se cederá la imagen, llegó ayer a Ceuta
para formar parte de un programa de actos a la medida de una
ocasión única.
Actos que dieron comienzo a las 11:00 horas. Primera parada
del itinerario, el Santuario de la Virgen de África, lugar
en el que se realizó una ofrenda floral a la Patrona.
Además, se aprovechó para visitar el nuevo camarín.
Tras la visita al Consejo de Hermandades, el presidente de
la Ciudad los recibió a las puertas del Palacio Autonómico
desde donde pasaron al Salón del Trono. Juan Vivas agradeció
la presencia de la comitiva alhaurina y quiso que el acto
sirviera para “dar a conocer Ceuta”.
Por su parte, el alcalde de esta localidad, Joaquín Vilanova
reconoció sentirse “abrumado” por la atención recibida, al
tiempo que reconoció la labor de Vivas en la Ciudad, “es un
presidente cercano”. Asimismo, confirmó que una nueva
avenida alhaurina llevará el nombre de Ciudad de Ceuta,
gesto que se agradeció por parte de las autoridades locales.
Por la tarde llegaron nuevos momentos cargados de
emotividad. En la “casa” de Jesús Caído, la Parroquia de San
Juan de Dios se celebró una emotiva eucaristía, también con
la presencia del Juan Vivas.
Tras la solemne misa llegó el instante de la firma del
convenio de Cesión y el protocolo de Hermanamiento entre la
La Amargura y la Asociación Puente del Rey de Alhaurín, cuyo
presidente, José Manuel de Molina, también viajó hasta
Ceuta.
Jesús Caído se despide pero deja un recuerdo imborrable
entre muchas generaciones de caballas.
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