Cada fin de semana vemos y oímos
que la jornada del sábado y el domingo ha traído problemas
que, a veces, pueden adulterar las competiciones.
Afortunadamente, de la crítica y el mal humor no se suele
pasar muchas veces, en las categorías superiores, hasta el
punto de que hechos como el botellazo a Casillas, en el
campo del Sevilla, haya sido considerado, por todos, como la
excepción del “buen comportamiento” de los públicos y los
propios deportistas.
Lo que ya no es tanta excepción es la frecuencia con que en
el fútbol modesto, incluso en ciertas categorías nacionales,
se producen altercados que ocasionan hasta heridos. Eso ya
no es una casualidad, eso es algo que, desafortunadamente,
se va convirtiendo en habitual.
Hace muy pocos días, aquí en Ceuta, dos equipos de categoría
nacional, juveniles, terminaron su derbi local con una de
esas algaradas que no debieran permitir, de ahora en
adelante, a los incitadores a ello, a volver a participar en
esa categoría y, ni siquiera, a jugar en unas instalaciones
municipales o federativas.
Esa algarada, bronca o, como la queramos llamar, terminó con
uno de los equipos, que hasta el minuto 90 iba ganando,
perdiendo el partido por 2-1 en el minuto 94.
Tres puntos que se le escaparon, otros tres que le habían
“birlado” en los despachos por una “presunta alineación
ilegal” y ahora con una larga serie de expulsados para, 6,
4, 2 encuentros, a varios jugadores.
Este equipo acaba de romperse, él solito, su participación,
cara al futuro, en la categoría. Las broncas no me gustan,
es lo que puedo decir.
Pero este tipo de altercados ocurre, no por ello lo vamos a
justificar, en otras muchas partes, eso sí, casi siempre en
categorías modestas.
Acabo de ver en una información deportiva, en la televisión,
la algarada y “los palos” que hubo en un campo de fútbol de
Castilla-León, creo que en la provincia de Valladolid,
cuando actuaba como visitante, la Medinense, equipo de
regional de Medina del Campo.
Aquello fue Troya, jugadores locales, acompañantes, parece
que también el público y todo el que pasaba por allí veía el
campo libre para apalear a los jugadores visitantes de la
Medinense.
Y la pregunta que, al llegar estos sucesos, nos surge es
¿Qué se juegan, tan importante, equipos de tres al cuarto
para perder la dignidad de no saber perder o, ni siquiera,
saber ganar?. Sencillamente no se juegan nada, si acaso, el
mal uso de querer supervalorar un pueblo o unos colores que,
a las primeras de cambio, luego van a rechazar.
Conozco los equipos de Ceuta, poco a poco, este año he
decidido no ver ninguno de sus partidos, porque cada vez hay
menos seriedad deportiva allí, y no tanto por los chavales
que juegan, como por quienes les “mal” acompañan y encienden
la mecha, desde las gradas.
También conozco el equipo de Medina del Campo, que ha
llegado a jugar, incluso, en segunda B, y siento mucho que
esté participando en una categoría en la que no surgen
figuras para el futuro, sino que aparecen, con más
frecuencia de lo que fuera deseable, gamberros,
alborotadores y gentuza que no sabe lo que es el deporte. Y
ya, puestos a lamentar, las fuerzas de seguridad allí no
aparecieron, al menos, en el momento necesario.
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