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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Estudiar a la luz de una vela
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

En más de una ocasión, siendo estudiante de Bachillerato, cuando los planes de estudios eran serios y carecían del cachondeo que tienen ahora, tener un examen de Matemáticas, de Lengua Española o de Latín, en cuarto o en quinto de Bachillerato, era algo serio y había que prepararlo, en condiciones.

Los que no éramos de ciudad, sino que vivíamos en pueblos, y en pueblos cercanos a las fragosas sierras del Sistema Central, corríamos el riesgo, especialmente en invierno, cuando las tempestades de nieve, lluvia o viento, de quedarnos sin luz, una noche, dos o una semana.

La situación de mi pueblo, en la época de la caza en Gredos, o de pesca por las mismas latitudes, tenía la ventaja de que, en esas épocas, el tendido eléctrico estaba muy bien atendido, por aquello de que, en repetidas ocasiones, el que mandaba entonces, en el país, el Generalísimo Franco, pasaba un día, dos o el tiempo que quisiera en el Parador de Gredos, desde donde tenía, a tiro de piedra y a diez minutos, el lugar de la pesca de buenas truchas y, a menos de media hora, el sitio donde poder abatir, sin grandes dificultades, un macho de la capra hispánica.

En esa época, pues, la luz no podían faltar, pero fuera de esa época, cuando llegaban las ventiscas del invierno, daba lo mismo que fuera la fiesta del pueblo o de cuatro pueblos, a la vez, que fuera la víspera del examen de Filosofía, o lo que cada uno quisiera ver, para que los apagones llegaran y no se pudiera recuperar el fluido eléctrico en uno, dos, o tres días.

No había prisa, ni muchas posibilidades de solucionar aquello de una forma rápida y como el tabernero del pueblo o la ventera del cruce de caminos de la trashumancia no se quejaban de que los productos del frigorífico se les hubieran estropeado, entre otras cosas porque no tenían tales frigoríficos, los empleados de la compañía eléctrica bastante tenían con “patear” la nieve, pasar todo el frío soportable e insoportable y así arreglar las averías, cuando buenamente podían. Sé lo que es un apagón de más de tres días, por ejemplo.

Pues bien, saltando más de medio siglo, en el tiempo, y viniendo de un pueblo a una ciudad, dicen que muy moderna, en la que no hay nieve, ni demasiado frío, nos encontramos con que aquí lo que sí sigue habiendo son apagones y apagones largos, que dejan a algunos estudiantes con las ganas de preparar el examen y a otras muchas personas con el cabreo de tener que preparar la cena a la luz de un quinqué.

Eso sucede hoy en Ceuta, eso sucedía la semana pasada y eso viene sucediendo a cada instante, porque en una ciudad en la que nadie se debe sentir extraño, lo auténticamente extraño es que la compañía suministradora de energía dé un servicio completo, a lo largo de toda una semana.

Hace muy pocos días, aparecía por clase uno de mis alumnos, el “hombre” llevaba la ojeras como de no haber dormido o peor, y al preguntarle qué era lo que le sucedía me respondió:” Tuve que estar estudiando anoche con una vela y así se me ha quedado la cara”.

Uno, si es que se fija en el rendimiento estudiantil aquí en Ceuta podría pensar:”Qué casualidad, no estudiáis nunca y ahora vienes con las ojeras de haber estudiado a la luz de una vela”. Eso es lo que pensaría uno si sólo tratara con estudiantes, pero cuando has comprobado, por ti mismo, que había un largo apagón, que había servicios en la calle que estaban trabajando a oscuras y que durante mucho rato, dos o tres horas, la ciudad se había visto privada de fluido eléctrico podemos decir eso que creo se decía allá por los años 50 del pasado siglo:” Enciende la vela Mariana que estamos a oscuras”. Esto no hay quien lo solucione.
 

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