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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Conocimientos de un político
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Llegué a la ciudad cuando Ricardo Muñoz principiaba a ser su alcalde. Pronto entré a formar parte de la tertulia perteneciente al ‘Rincón del Muralla’. Y allí las fuerzas vivas de la tierra acostumbraban a opinar sobre cuanto sucedía de interés.

En ese rincón, tenido por centro de reunión de las personas más destacadas de Ceuta, se hablaba de todo. Y un día, así como quien no quiere la cosa, alguien sacó a relucir que había un muchacho que mimetizaba al Che Guevara en la presencia, aunque le era imposible hacerlo con la voz. Porque la voz del imitador era más bien desagradable.

Nuevo en la plaza, opté por limitarme a escuchar atentamente todo lo que comentaban las personas con más conocimientos. Hasta que, pasados unos meses, decidí indagar sobre quién era el individuo que se disfrazaba de revolucionario y encima se atrevía a decir que Ceuta y Melilla eran plazas ocupadas. Y me dijeron que era un tal Aróstegui.

A Ricardo Muñoz le sucedió Francisco Fraiz, y en el partido socialista militaba Aróstegui. Poco tiempo después, el Partido Socialista Obrero Español se convirtió en la casa de tócame Roque. Porque el admirador del Che Guevara estaba convencido de que España necesitaba ser sometida a una revolución tipo a la que había sufrido la Cuba de Fidel Castro.

El partido Socialista Obrero Español, por causa de Aróstegui, se rompió en dos partes. Situación que motivó el nacimiento del PSPC. Lo cual propició que Aurelio Puya fuera alcalde. Así que Aróstegui, con gran amargura, continuó siendo un cero a la izquierda.

Aróstegui, en aquellos años, se percató de que ir disfrazado de Che Guevara no le reportaba ningún beneficio. Y decidió que lo mejor era hacerse notar en el gobierno presidido por Fructuoso Miaja. Gobierno que le permitió hacer y deshacer a su antojo. De manera que siendo concejal de Economía y Hacienda tuvo la oportunidad de mostrarse como un desastre en todos los aspectos.

Aróstegui vivió la mejor etapa de su vida como concejal y asesor de empresas que necesitaban de sus consejos para evitar que inversores foráneos pudieran afincarse en esta ciudad. Y disfrutó de poder suficiente en el Ayuntamiento.

Por qué Juan Vivas no nos dice de una vez si es verdad que en una reunión con los sindicatos el secretario general de CCOO se jactó de haber colocado a muchas personas en el Ayuntamiento por medio de simples faxes.

Aróstegui es un perdedor nato. Y director de un colegio que tiene fama de ser el menos recomendado de esta ciudad. Hasta el punto de que hay alumnos que lo tienen catalogado como alguien del que podían mofarse a cada paso.

Aróstegui debería saber que hubo un tiempo en que él era parte importante a la hora de entregar viviendas de protección oficial. Y que no pocas personas sabemos de qué manera se hacían ciertas entregas. Por lo que no entiendo a qué viene que cada jueves trate de desacreditar a personas que no le bailan el agua porque entienden que es un desastre como político.

Y, lo peor del caso, es que ha conseguido ganarse la voluntad del líder de la UDCE. Y, por tanto, ha conseguido que este partido se esté deslizando por la ladera de los despropósitos. A los ciudadanos no les cae bien Aróstegui. Y éste no quiere reconocerlo.
 

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