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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 2 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

En el umbral de la pobreza
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Pero más para dentro que para fuera de ese umbral. Parece mentira, como si fuera algo irreal, pero la realidad está ahí, y eso quien mejor lo conoce es Cáritas, Cruz Roja y quienes colaboran con estas ONGs.

Particularmente, recuerdo de mi niñez lo que significaba Cáritas en la vida de los desheredados, y han pasado los años, más de medio siglo, y para Cáritas no ha habido descanso, hoy sigue sin tenerlo.

En la década de los años 50 del pasado siglo, aquí en España, tenía razón de ser. Hacía más de una década del final de la Guerra Civil, las ayudas en forma de dólares, no habían llegado, la emigración a Europa iba a comenzar, pero no había comenzado aún, y lo que sí llegaba, desde Estados Unidos, no sé si también desde otras partes, era un queso amarillento que sabía a gloria, una mantequilla que servía para paliar la necesidad y una leche en polvo americana, con la que miles de niños desayunaban en las escuelas. Para muchos cientos de ellos era el único desayuno.

Ahí estaba Cáritas, distribuyendo aquello, regularmente, cada dos semanas o cada mes y, aunque parezca mentira, con aquello que hoy nos parece poco, se paliaban las primeras necesidades de muchas familias. Si alguien piensa que era poco, le podemos decir a ése que menos era nada y que ese vaso de leche a las once de la mañana que niños o menos niños recibían en la escuela, cubría aquella necesidad que no habían podido cubrir en su casa. Era mejor que fuera día de escuela que fin de semana, porque en la escuela se podía desayunar.

Hoy estamos en otro momento, de más lujo, en apariencia, de más tarjetas del Corte Inglés, de más automóviles bonitos, aunque se estén pagando, con dificultad, con letras, pero por detrás de todo eso hay quienes siguen teniendo tantas necesidades, como tenían muchas personas en aquellos pasado años 50 del siglo XX.

Cáritas lo sabe mejor que nadie y Cáritas sabe que en Ceuta, hoy, en la ciudad donde todo está bien, donde todo es progreso y donde al alumbrado brillante y especial de la Navidad le seguirá otro, también, muy bonito cubierto de máscaras, digo que Cáritas sabe que es posible que esas máscaras de las luces no dejen ver los barrios o rincones oscuros, en los que la pobreza sigue existiendo.

Con Cáritas y con Cruz Roja no se puede actuar con tacañería y que cuando cualquiera de estas ONGs llame, especialmente, a las puertas de organismos oficiales, no se les puede dar un portazo.

Hace pocos días se anunciaba que de aquí a muy pocas semanas, otra vez, Ceuta celebrará su conocida “mejilloná”, algo atractivo y divertido para aquellos que no necesitan que nadie les pague la tapa o el pincho de la cerveza, en la mañana del domingo. No sé cuanto le costará a la “casa madre” esa mejilloná, pero estoy seguro de que con lo que le cueste ese “ratito” de pasarlo bien, tanto Cruz Roja, como Cáritas harían la “multiplicación de los panes y los peces”, con eso podrían dar de comer, y bien, varios días más, a muchas personas que , a diario, recurren a la simple caridad.

Veo que Cáritas ayudó a más de 800 familias el pasado año y que éste, de seguir el ritmo actual, ayudará a muchos más. Igualmente veo que Cruz Roja dio 5000 kilos de comida más a las seis entidades que reparten los lotes.

Con unas perspectivas así, lo que está claro es que en Ceuta, también, está creciendo la cifra de nuevos pobres. Y no debemos equivocarnos, pero hoy da vergüenza decir que uno es pobre, eso cuando la pobreza está creciendo más de lo que muestran las simples apariencias.
 

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