Hace ya muchos meses que la
entrevisté. Tantos, como para asegurar que llevo más de un
año sin hablar con ella dos palabras seguidas. Eso sí, el 28
de octubre de 2010 le dediqué este espacio para contar lo
que me había dicho una amiga suya: “A Yolanda la está
quemando políticamente ser la portavoz del Gobierno”.
De aquella entrevista, a pesar del tiempo ya transcurrido,
recuerdo que Yolanda Bel supo responderme incluso a
las preguntas que podían ser tenidas por impertinentes, con
buenas maneras y cierta guasa que me hicieron reír.
De aquel encuentro en su despacho, salí yo satisfecho. Ya
que hallé a una mujer que sabía encarar los problemas aunque
se le notaba a la legua que ni estaba libre de ciertos
prejuicios ni quería estarlo. Y es que, como dijera alguien,
“Cada cultura… se funda en prejuicios antes que en
verdades”.
Cuando le hablé de su cargo como portavoz del Gobierno,
además de ser consejera de Medio Ambiente, para preguntarle
si era consciente de que serlo le estaba costando un enorme
desgaste en lo personal y en lo político, me respondió algo
así como que no era tonta… Pero que si ella estaba en
política y en el PP, desde hacía muchos años, era para
aceptar las misiones que se le encomendaran. Por más que
supiera sobradamente que algunas son menos agradecidas que
otras.
En octubre, como ya he reseñado en el primer párrafo,
alguien me alertó sobre el mal momento que estaba viviendo
la portavoz, debido a que no había día en el cual no tuviera
que salir a la palestra a ponerle voz a las decisiones del
Gobierno presidido por Juan Vivas. Explicaciones que
los suyos no necesitaban y los adversarios las esperaban
para ponerla como chupa de dómine.
En realidad, a YB se le había ido acumulando el trabajo
desde hacía un año y llegó un momento en que estuvo, según
me dijeron, a punto de claudicar. Pero sacó fuerzas de
flaqueza y comenzó a tener nuevamente las ideas muy claras.
Y no dudó en seguir situándose ante el atril para discursear
sobre las acusaciones contra el gobierno.
Conviene destacar que supo evitar errores del pasado. Por
ejemplo: la afirmación tajante de los hechos. Es cierto que
a veces se equivocó cuando decidió que no estaba dispuesta a
recibir preguntas de los informadores. Quizá mal aconsejada.
Pero pronto echó mano de su buena educación y, desde luego,
supo sacarle partido a su presencia y a una cara más que
agraciada para concitar en ella la atención de cuantos la
veían y la oían. Sin olvidar que la portavoz del Gobierno
suele ser mucho más agradable en las distancias cortas.
Pues bien, me imagino que Yolanda Bel habrá decidido ya que
está dispuesta a continuar en la política activa y así se lo
habrá comunicado a Juan Vivas, en vista de que las
elecciones están casi a la vuelta de la esquina. Y si es
así, a mí me da en las pituitarias que YB tratará por todos
los medios de convencer al presidente para que éste a la
hora de formar el próximo Gobierno no se acuerde de ella
para asignarle nuevamente la portavocía.
De lo contrario, mucho me temo que Yolanda acabará
cumpliendo los años de tres en tres. Y se nos quedará
enjuta, rugosa y con cara de señorita Rottenmayer, en
nada y menos. Lo cual sería motivo suficiente para
manifestarse.
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