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cultura - MIÉRCOLES, 2 DE FEBRERO DE 2011


sala de conciertos. fidel raso.

manzana del revellín
 

El Auditorio de Siza: una nueva ciudad de la cultura

Debajo y alrededor de la sala de conciertos,
que cuenta también con un edificio anexo, hay multitud de dependencias, salones de ensayo, camerinos y un gran deambulatorio que le da ambiente de santuario
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El silencio y la sensación de recogimiento que la arquitectura de Álvaro Siza proporciona al teatro-auditorio que ha creado para Ceuta resultan, aún en obras, sobrecogedores. Mientras las cuadrillas de carpinteros, albañiles, electricistas... se afanan con un runrún de cortadoras, lijadoras, pulidoras y otras máquinas en los acabados de la sala de conciertos, abajo, bajo el escenario y el patio de butacas, se disfruta de un ambiente de sencillez y serenidad que uno sólo imagina roto por el alboroto de los integrantes de un ballet o de una orquesta en las horas y minutos previos a una actuación.

Un paseo por las tripas de este edificio, obra de uno de los grandes de la arquitectura contemporánea, amante de la luz y de los detalles, sirve para descubrirlo como algo más de lo que parece. El inmueble, que marca como un hito el complejo de La Manzana del Revellín, es una ciudad: una nueva ciudad de la cultura dentro de la ciudad, integrado en el corazón de Ceuta, pero dispuesto para convertirse en un remanso de paz, un templo, un lugar para las Bellas Artes.

En estos momentos, y cuando faltan apenas 20 días para que los primeros acordes de música sinfónica suenen en el escenario, se trabaja en los últimos acabados, a base de yeso, de la parte superior de la sala. El patio de butacas, de madera, comienza a tomar un suave color caramelo tras las primeras capas de barniz, un producto natural del que los técnicos advierten a pie de obra que no deja el fuerte olor de los de antaño.

Pero las dimensiones del escenario y del patio de butacas, con aforo para 620 espectadores, parecen pequeñas en comparación con lo que el Auditorio “esconde”. Un espacio diáfano de ensayo espera a los artistas que recalen en Ceuta para disfrute tanto del público, que con unas instalaciones de calidad y construidas ex profeso para la música y el teatro podrán acceder a espectáculos de primer nivel, como también para los profesionales, que dispondrán de cuidados lugares en los que ensayar y acomodarse durante las horas previas y posteriores a su actuación en la ciudad.

Camerinos, una gran sala de sala de ensayos, otra de menor tamaño pero espaciosa para bailarines con una pared curva cubierta de espejos, amplios baños y un gran deambulatorio conforman los espacios interiores del edificio principal. A ellos se suman otros similares en el anexo, donde está previsto que se instalen y centralicen todas las áreas y servicios de la Consejería de Cultura. La Ciudad planea asimismo que estas dependencias y las situadas en los bajos del auditorio sirvan además como espacios para la celebración de congresos, uno de los pilares de la promoción turística de la ciudad.

Aunque por fuera, en el conjunto de edificios diseñados por Siza predominan las líneas rectas, hay una pared del auditorio, la interior, que da a la plaza central, que rompe esta geometría. La curvatura exterior se reproduce en el interior de forma sutil. En el Auditorio predominan las formas sinuosas. En las paredes de la sala se han instalado paneles especiales de pladur que trazan ondas. El deambulatorio, que aísla por completo este espacio de las vibraciones y ruidos del exterior y del aparcamiento subterráneo, los remates de las escaleras, el mármol cortado con formas curvas para abrazar las columnas y deslizarse por los curvilíneos pasillos..., Siza no deja nada a la improvisación, cada rincón es fruto de un elaborado plan, y sin embargo, su arquitectura parece fluir. “El techo de esta sala es como una flor de loto”, apunta en un acertado símil a los periodistas el técnico que le acompaña. El techo, es cierto, se abre en varias capas de las que surge la luz, focos indirectos que crean a su vez una sensación envolvente. La luz es ese otro gran elemento con el que Siza construye y que forma parte de la sorpresa final de una obra que se encuentra en el principio del fin para el que fue ideada.
 

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