Un portazo y adiós. Que te den. Como la Nora de Ibsen, pero
en pleno siglo XXI. Dos mujeres, cada una con sus razones de
peso, deciden un día poner punto final a unas vidas que no
les convencen. Y aquí paz, y después gloria. Pero claro,
cuando una decide fugarse, ¿hacía dónde huye? Esa es una de
las preguntas que se plantean Marga, una abuela que está
hasta el moño de la monotonía de los ‘Gladiolos’, la
residencia de ancianos donde la ha ingresado su hijo, y
Carmen, una ama de casa que el día en que su hija cumple la
mayoría de edad, decide dejarle una nota encima de la cama
con un descriptivo ’mierda’, que a buen entendedor...
En plena noche y en mitad de una carretera hacia cualquier
lugar se encuentran estas dos mujeres e, inmediatamente,
deciden compartir camino, que una fuga en pareja siempre es
más divertida. Y es que risas es lo que garantiza esta obra,
que cerró el sábado tras dos días consecutivos en el
auditorio ‘Siete colinas’, en Ceuta. El aforo estaba casi
completo: un público que disfrutó, pero que dejó el respeto
en casa. Cuchicheos y hasta conversaciones enteras por el
móvil se convirtieron en la banda sonora de ‘Fugadas’, una
obra teatral interpretada por las actrices María Galiana y
Berta Ojea, y dirigida por Tamzim Townsend, en base a una
adaptación de Yolanda García Serrano de la obra francesa ‘Fugueuses’.
“No sé a dónde voy, pero sé de lo que huyo”, dice Marga, una
mujer de armas tomar que presume de los cuernos que le puso
a su marido, frente a la más clásica Carmen, mangoneada por
una hija y un esposo que nunca estaban contentos con la
temperatura a la que les servía el puchero. Aunque, como en
toda buena amistad, a lo Quijote y Sancho, Carmen termina
siendo un poco Marga, y Marga un poco Carmen, con una
relación que recuerda a las de madre e hija.
La estructura, a pequeños sketch, da agilidad al desarrollo
de la obra. Al igual que la música, que recuerda los temas
más ochenteros, y las proyecciones que acompañan el
espectáculo. Unos diálogos sencillos aunque con algún toque
existencialista. “Son recuerdos, ya se me pasará”, suspira
Carmen. “Son recuerdos, ya se han pasado”, le responde
Marga. Un espectáculo cargado de humor y de esa ternura
agridulce que te convence: aunque la vida sea ácida, como
decía Mary Poppins, “con un poco de azúcar, la vida se
pasará mejor”.
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