LUNES. 24
Amanezco moqueando y dando muestras de estar a punto de
padecer un enfriamiento. Algo que me he ganado a pulso ayer
domingo. Llovía a mares y me dio por encaminar mis pasos
hacia el Alfonso Murube. Y cuando me hallaba a pocos metros
de llegar al Mercado de Haddú, una tromba de agua aderezada
con viento racheado me destrozó el paraguas y me dejó a
merced de la tempestad. Así que llegué al Murube hecho una
sopa. Y allí estaba, también mojado, Juan Manuel Cruz,
mi compañero de palco. Así que nos pusimos a charlar sobre
lo loco que hay que estar para abandonar la comodidad del
hogar, arriesgándose a sufrir las inclemencias de un clima
tan duro. Quince minutos más tarde del horario previsto para
empezar el encuentro, los altavoces dieron la noticia de su
suspensión. Y puedo decir que se nos quedó cara de tonto. Ya
que los dos, Juan Manuel y yo, estábamos deseando ver a los
jugadores entregarse de lleno en un césped más bien apto
para deslizarse sobre él. En fin, ojalá que el día que se
juegue este partido los puntos sirvan para que el equipo se
estabilice en una de las plazas que dan derecho a jugar
partidos para ascender.
MARTES. 25
Coincido en el Hotel Tryp con Aurelio Puya y nos
ponemos a charlar. Puya fue alcalde en 1985. Y, por tanto,
se sabe de memoria cómo funciona la Casa Grande, que así
suele ser llamado el ayuntamiento por quienes han disfrutado
de cargos municipales. AP es, por si ustedes no lo saben,
cuñado de Juan Vivas. Lo cual no le impide hablar con
claridad en relación con las actuaciones de éste cuando
considera que éstas son erróneas. A mí me agrada sobremanera
conversar con Puya, aunque pocas son las ocasiones que se
nos presentan para charlar detenidamente. La última, que yo
recuerde, fue en agosto y disfruté de lo lindo compartiendo
una sobremesa con él. Persona culta, moderada y conocedora
de todos los entresijos políticos de esta ciudad, sabe lo
que no debe decir. Así que por más que yo intento tirarle de
la lengua, no consigo que me cuente historias que bien
podrían valerme para poner a algunos en su sitio. No
obstante, hoy le he dicho que no me doy por vencido y que,
más pronto que tarde, está obligado a sentarse conmigo para
largar a tutiplén. Y lo que recibo es una media sonrisa
indescifrable.
MIÉRCOLES. 26
Leo las noticias del viaje de Juan Vivas a Bruselas.
Y me dejan la sensación de que la acogida al presidente y su
séquito ha sido estupenda. Sobre todo por parte de Rosa
Estarás; parlamentaria europea, perteneciente al PP y
nacida en Baleares. Rosa será, además, la encargada de
defender los intereses de Ceuta en el Parlamento Europeo. Y
es que la delegación ceutí insiste en la necesidad que hay
acerca de que la Ciudad mejore su fiscalidad y siga
recibiendo fondos europeos y estatales. Y lo ha hecho, con
muy buen criterio, con tiempo suficiente. Es decir, cuando
quedan tres años para que comiencen a distribuirse los
dineros. Ahora bien, mucho me temo que de este viaje y de
cuanto está relacionado con los intereses de Ceuta, quien se
verá favorecido es José María Campos. Que, al fin,
parece ser que va a lograr que se abra en Bruselas una
oficina permanente para defender los intereses de Ceuta.
Oficina que sería regentada por personal de su confianza. De
modo que ya tenemos un asunto en el cual indagar.
JUEVES. 27
Con Fatima Hamed, diputada de la Unión Democrática
Ceutí, he hablado yo una sola vez, durante el descanso de un
pleno, y me causó una magnífica impresión. Algo que he
repetido en varias ocasiones porque fue así. Fatima se
mostró amable, educada y dispuesta a conversar sin tapujos.
En suma, que su comportamiento fue motivo más que suficiente
para que yo le dedicara los elogios adecuados a nuestro
primer encuentro. El único del cual hemos disfrutado, ya que
a partir de entonces nunca más se nos presentó otra
oportunidad de charlar. Aunque debo confesar que leo sus
artículos. En el último, titulado “La solidaridad pepera”,
entre otras denuncias, Fatima hace una que creo conveniente
destacar. Se pregunta ella si solidaridad significa que
determinados consejeros/consejeras puedan usar el coche
oficial para cuestiones personales, salir los fines de
semana, ir a cenar, hacer las compras, etc. Si lo que
denuncia la señora diputada de la UDCE es cierto, convendría
cuanto antes que Juan Vivas investigara al respecto.
De ser mentira, lo que se pregunta FH, habría que obligarle
a ésta a que se retracte de lo publicado. Y es que hay
acusaciones que no admiten la callada por respuesta.
VIERNES. 28
Ayer decidí aceptar la invitación de unos conocidos y me
encajé en el comedor del Tryp donde éstos me estaban
esperando. Comida de la que posiblemente haga columna, pues
durante ella hablamos de fútbol de manera distendida. La
mesa estaba compuesta por profesionales de la cosa y, por
tanto, todo transcurrió a pedir de boca. En un momento
determinado, tuve la oportunidad de saludar a Antonio
López Fernández, gerente de la Empresa Municipal de la
Vivienda de Ceuta, quien me presentó a su hermana. Pilar,
que así se llama la hermana de Antonio, me causó una grata
impresión. Pilar es además muy guapa y tuve a bien
decirle que le encuentro un parecido enorme con su madre;
señora de la que tengo un concepto elevado. Antonio estuvo
como siempre: educado y dejando entrever ese punto de ironía
que sus respuestas siempre tienen. En fin, Pilar, que estás
de guapa para celebrarlo. Y así lo hago, mediante tu
permiso.
SÁBADO. 29
Franchu Gil pertenece a la plantilla de este
periódico. A Franchu lo conozco yo hace la tira de tiempo.
Incluso mucho antes de que comenzara a rondarle por la
cabeza su gran deseo: convertirse en cámara de televisión.
Con Franchu me he llevado siempre la mar de bien. Y
reconozco, que amén del consiguiente respeto, me mostró
siempre una simpatía que nunca he dejado de apreciar. Cuando
FG llegó a esta Casa, me asaltaron las dudas: a partir de
ahora puede que cambie la opinión que tenga sobre mí y me
vea obligado a mandarle allá donde el viento da la vuelta.
Tal y como me ha sucedido con otras personas. Y es que en
las redacciones de los periódicos sucede algo que es
incuestionable: sus moradores, más pronto que tarde, cambian
de carácter y el lugar se convierte en un sitio donde se
cuecen malos rollos y lo mejor es frecuentarlo poco si no
uno no está obligado a hacerlo. Con Franchu, tanto en las
escasas veces que nos vemos en la sede de “El Pueblo de
Ceuta” como en la calle, no me ha ocurrido nada negativo. Y
a mí me alegra muchísimo airearlo. Cierto es que mi
compañero, acostumbrado a pisar la rúe, tiene los oídos
prestos para escuchar atentamente lo que mucha gente piensa
sobre mí. Y sabe a qué atenerse conmigo
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