El prestigioso psiquiatra andaluz Luis Rojas Marcos,
Director General de Salud Mental de Nueva York, que superó
su bautismo de fuego atendiendo de manera inmediata y sobre
el terreno a las víctimas del 11S, dice en unos de sus
libros que “Para ser felices hay que tener mala memoria”. Y
es cierto. No se puede sobrevivir rememorando momentos
desgraciados a circunstancias especialmente adversas. Porque
el ser humano se intoxica.
Pero “tampoco” se trata de tener una “excesiva” mala
memoria, sobre todo en el devenir político y en la actividad
pública, porque, al olvidadizo, se le refrescan los
recuerdos a fuerza de tirar de las hemerotecas. Como es en
este caso en el que, los investigadores del papeleo añoso,
han rescatado, por arte de birbiloque y porque el Universo
pone a cada cual en su sitio por mor de sus altísimos
designios, han rescatado, repito, páginas de un diario de
1989. Diario entonces cañero con los Gobernantes y que
lanzaba sus fulminaciones en tono justiciero. Sorpresas que
depara la Historia.
Hoy por hoy, el mismo diario va en plan “filosofía del tío
Raimundo” que consiste en “tratar de quedar bien con todo el
mundo” y siguiendo la estrategia del célebre tío Ramón,
“famoso por su indefinición”. De hecho y refiriéndome al
lider y factotum de la Coalición Caballas, sr. Aróstegui,
allá por 1989, estando precisamente al frente de las labores
locales de Hacienda, tuvo que recibir y encajar como pudo
los virulentos embates de aquel diario. Aquí lo tengo,
fechado el 1 de septiembre de 1989, un titular en atractivos
caracteres de imprenta que reza así : “Los concejales del
equipo de Gobierno se divirtieron en feria. (Y en números
con el triple del tamaño) 7. 424.460 pesetas (vuelve a la
letra normal) se gastaron en comidas y copas”
Las hemerotecas demuestran que, en el día de ayer,
participando activamente el hoy crítico Aróstegui presidente
de Caballas, en el Gobierno de la ciudad, él mismo y su peña
se gastaron siete millones y medio de las antiguas pesetas
en “comidas y copas” que ya es mucho comer y mucho copear,
reventarían las criaturas, les daría algo, ¿Dónde meterían
tanto banquete y tanta libación? ¿Se llevarían las viandas
para sus casas?. Pero no es eso todo, porque, para mi
consternación ciudadana y gastronómica, tengo fotocopia de
las facturas publicadas por aquel entonces. La página del
diario iba encabezada por un amargo “El Ayuntamiento rebasó
en más de 32 millones de pesetas el presupuesto de la Feria
89”. Aparece una factura de “Gastos de Pabellón Municipal”
de 475.510 pesetas y otra que es la “Relación de gastos que
presenta el concesionario del “Ambigú” de la caseta popular
y pabellón municipal durante los días de feria 89 (del 29-7
al 6-8)” el importe asciende a 7.424.460 ptas.
El entrecomillado de “ambigú” es de esta analista que se ha
encontrado con la sorpresa, en el año 1989, de ver rescatado
un término de los años sesenta, pero lo cierto es que, el
concesionario del “ambigú” de las narices parece que hizo su
agosto, precisamente en agosto. Y los usuarios acabarían sin
lugar a dudas ahítos, empachados y saturados. Entre ellos el
propio Aróstegui, sañudamente atacado por el diario por
aquel entonces y al que hoy, ese mismo diario, ofrece
semanalmente un espacio para que, a su vez, ataque con saña
a los actuales Gobernantes a quienes, a su vez, el diario
defiende tibiamente y da algo de jarilla. Y todo ello en
base al pluralismo y al respeto hacia todas las ideas,
supongo que ellos suponen. Pero suponen mal. Porque no es
ético ni estético, ofrecer una plataforma a alguien para
que, desde allí ejerza libremente, un tipo de libertad de
expresión con claras posibilidades de acabar en los
juzgados, porque pudiere sobrepasar ampliamente los límites
que tanto la prudencia como el propio Código Penal, han
fijado para el ejercicio de las libertades.
Aróstegui, alma mater de Caballas, acusa al Gobierno de
despilfarro y no vacila a la hora de criticar alevosamente
los gastos municipales. Gastos que no son de 45.000 euros en
comidas y copas festivas a lo largo del sano esparcimiento
que conlleva la feria, sino que aborrece el hecho de que, la
gestión de la ciudad, requiera, como todas las ciudades, un
equipo humano ocupado por cargos de responsabilidad, con el
objetivo último de conseguir un óptimo funcionamiento de la
cosa pública. Un fallo : él no forma parte de ese equipo. Si
formara parte del equipo, como en 1989, los millones en
copas, paellas y langostinos estarían justificados porque,
no solo de pan y circo vive el hombre y los consejeros y
demás necesitan nutrirse para poder llevar a cabo sus
funciones con un óptimo rendimiento neurológico y físico.
Lógico que en 1989 los del diario único denunciaran los
millones en “copas” eso fue porque aún se ignoraba, a nivel
nutrición saludable, que el vino contiene resveratrol, un
potente antioxidante recomendado especialmente para la
longevidad cerebral de los políticos. Y el marisco aporta
fósforo y si comieron sardinas se enriquecieron en Omega 3,
un aceite esencial que potencia la memoria. Aunque en este
caso no la ha potenciado en Aróstegui, el ex consejero, que
olvida banquetes tipo Gargantúa y Pantagruel en sus épocas
gloriosas (gloriosas para él que no para Ceuta) y abomina en
sus épocas de vacas flacas (nadie votará a Caballas, votarán
a Carracao que hace mejores ofertas y tiene el respaldo de
Madrid) despotrica, se revuelve y lanza rencorosas
abominaciones con más espectacularidad que acierto, contra
“cualquier” iniciativa, actividad, propuesta, gestión o
logro, del Gobierno favorito de Sigma 2. Y añado que, el
Gobierno presidido por Vivas no se ha gastado con los de
Sigma 2, en comilonas y copichuelas festivas, ni un euro.
Por más que le duela al del “ambigú”. Es decir, que las
encuestas no van de sobornos a base de paellas y gambas a la
plancha.
Cierto es que Aróstegui tiene ya una edad y ofrece muestras
evidentes de que le falla la memoria, es decir, que puede
presentar un cuadro de fracaso de la acetilcolina.
¿Y por qué descienden los niveles de acetilcolina a nivel
neuronal? Pues porque, esta hormona de la memoria es atacada
por una producción excesiva de cortisol, que es la hormona
segregada en momentos de estrés, producción positiva en
momentos de alerta, pero nefasta si se mantiene en el
tiempo. Y sospecho, en base a mis modestos conocimientos de
neuroendocrinología, que Aróstegui vive estresado, primero
por su mala memoria, segundo por pensar que la gente “se
acuerde”, tercero por el pésimo resultado que da su
coalición en las encuestas y cuarto porque tiene que
mantener el liderazgo exclusivo en una coalición en la que
existe otra cabeza y para ello no desaprovecha ocasión
alguna para hablar y exponer sus creencias y habla tanto y
deja tan poco espacio al otro pobre coaligado que se estresa
doblemente.
Pero la pregunta queda en el aire y las facturas en la mesa
¿Qué se puede comer y beber para gastarse siete millones y
medio de las antiguas pesetas? Y no fue en FITUR dando
publicitando la ciudad, ni en Bruselas, partiéndose el culo
por Ceuta, sino en la feria del 89 y al grito de “¡Que no
nos falte de ná!”.
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