Es lo que parecen indicar, desde
el grupo caballas, esa coalición de partidos o nuevo partido
político, que tratará de dejarse ver, ante las urnas de las
elecciones, en el mes de mayo.
Desde hace tiempo tenía la intención de no volver a tocar
ningún terreno en el que esté de primer espada, de
sobresaliente, de mulillero o de monosabio, Juan Luis
Aróstegui, pero me lo pone imposible, porque cada
intervención suya deja alguna de esas “perlas cultivadas”
que no sé si él se las va creyendo y que al que tenga ganas
de jolgorio le pueden producir risa, mientras que a quienes
son o somos serios nos producen algo entre la vergüenza y, a
veces, el asco, por no decir algo más fuerte.
Y lo malo de todo esto es que siempre hay alguien, pocos,
que le hacen la corte, todavía no me explico por qué o para
qué, pero haberlos “hay-los” con él.
En esta ocasión, ha sido Mohamed Alí el que ha entrado en
ese matrimonio de conveniencia, pero de conveniencia para
Aróstegui, por cuanto, tras las elecciones, si es que llega
a salir en su lista el que vaya de números dos, podría darse
la circunstancia de que Mohamed Alí, en la Asamblea de
Ceuta, estuviera como figura decorativa, algo que no nos
debe agradar nada, porque sería haber llegado al final de un
proyecto que fue bueno, que tuvo sus resultados positivos y
que va a terminar en nada.
Pero dejando de lado si es bueno, malo o regular que Mohamed
Alí haya entrado “en esa romería”, lo cierto y verdadero es
que desde Caballas se empieza con el ataque al Gobierno de
la Ciudad, en algo que aunque no sea del agrado de casi
nadie, es totalmente necesario para que una entidad como el
Ayuntamiento pueda subsistir, me refiero a los impuestos.
Y no se quedan cortos, comienzan por hablar de la “asfixia”
a los ciudadanos, a través de los impuestos y proponen,
desde fuera queda de “p madre”, la eliminación de las tasas
de las basuras y alcantarillado, además de que se reduzcan
los impuestos de los carburantes y vehículos.
De estos cuatro puntos, si acaso, tendrían razón en el
asunto de los carburantes, que en los últimos diez años han
tenido una subida aquí que casi les ha equiparado con el
precio de la península. En lo demás, hablan por hablar,
prometen por prometer y sueñan despiertos, así como suena.
Los servicios, lo hemos dicho ya en multitud de ocasiones,
llevan un coste, especialmente, si queremos que sean
servicios efectivos y de calidad, por lo que no veo que se
vaya a escatimar un euro en las basuras o en los
alcantarillados, salvo que, desde Caballas, pretendan que
Ceuta vuelva hacia atrás en el tiempo y se coloque en una
situación de “¡Agua va!”.
Y por lo que se refiere a los impuestos de vehículos no sé
si el tal Aróstegui conoce los que hay en cualquier parte de
Algeciras para arriba, pero yo únicamente le diría que lo
compare con Cádiz, Jerez de la Frontera, Badajoz, Cáceres,
Salamanca, Palencia o San Sebastián. Sólo cuando se haga un
recorrido por todos esos lugares, si es que es sensato, que
no lo es mucho, se dará cuenta de que, una vez más, ha
vuelto a “meter la pata”.
Y sin querer me he llevado a Aróstegui y con él a Mohamed
Alí de viaje, algo de lo que ellos también hablan. El viaje
que les he marcado sería para conocer lo que ignoran y para
que vengan sabiendo lo que hay. No me parecería una romería,
como no me lo ha parecido ese viaje de la Asamblea a
Bruselas, de donde algo positivo habrá salido para Ceuta.
Con eso es suficiente y prefiero no hablar de transfuguismo
para no colocar a Caballas en un puesto complicado.
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