Y al final se puede romper,
siempre, por donde más floja está. Eso podría suceder en El
Príncipe si los distintos servicios se niegan a prestar
tales servicios por las dificultades que hay para los que
tienen que trabajar allí y cumplir con sus obligaciones.
Lo de los autobuses ha dado mucho que hablar para los de
fuera y mucho que soportar para quienes tenían que prestar
el servicio de pasar, al volante de un autobús, por esa
barriada.
Esto no sé si se ha terminado de solucionar, pero ha sido
problema serio y dudo mucho que lo haya dejado de ser.
Y ahora entran en escena, con toda su razón, los empleados
de Urbaser, porque para ellos es imposible cumplir con su
deber sagrado que es prestar allí unos servicios.
Y hay razones más que suficientes para que tomen esta
determinación unos trabajadores que lo único que hacen en
esta barriada, como cuando les mandan a otra, es cumplir con
su obligación.
Desde Urbaser, sus empleados, se plantan, tras haber sufrido
varias agresiones recientemente. Dicen que cuatro, desde
hace un mes.
¡¡Basta ya!!. Los trabajadores, además de tener derecho a
trabajar, también tienen derecho a que se les permita
realizar ese trabajo, sin que nadie les moleste y, mucho
menos, que nadie les agreda.
Y que nadie vea aquí una posición de fuerza. Nada más lejos
de la realidad que eso. Aquí lo único que hay que ver es que
con esas agresiones se está dejando de lado la dignidad de
unas personas que están cumpliendo con sus obligaciones.
Y de muy poco me sirven las palabras bonitas, desde un
despacho, en el sentido de que se tomarán las medidas
necesarias para garantizar la seguridad. Eso queda muy bien,
hacia fuera, pero de nada sirve a quienes soportan aquella
situación.
No es que se tomarán, es que tienen que estar tomadas, pese
a quien pese, y no creo que sea de rigor que se mande a
trabajar a esa barriada o a otra, si no se ve que la
seguridad está garantizada totalmente.
Todo lo que no sea llevar a cabo esto, es estar haciendo un
brindis al sol, que a nada bueno llega.
Yo no sé si los trabajadores de Urbaser que tienen que
cumplir con sus obligaciones, habrán llegado a tener miedo,
pero me bastan las manifestaciones de un trabajador para ver
como se sienten:” algún día se puede acabar en un
velatorio”. Está dicho y está entendido lo que se encierra
tras esas palabras.
Al mismo tiempo, tampoco hay que dejar de lado las palabras
del encargado general de Urbaser, cuando dice:” puede llegar
a suceder algo grave”. Está dicho todo, o casi todo.
Con esto, lo más prudente es llevar a cabo lo propuesto por
el Comité de Empresa, como es el “cese de la actividad hasta
que la seguridad de los empleados esté garantizada”.
Esta es un decisión correcta, a tono con lo que se está
respirando en el grupo de trabajadores, y a tono con lo que
es defender la integridad y la seguridad de los que
pertenecen a la plantilla de esta empresa.
La situación está ahí, no hay mucho que esconder en unas
circunstancias como ésta, además de que otros planteamientos
no tienen cabida y, ante todo, hay que exigir, eso
especialmente, que se garantice una seguridad total.
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