Hemos escrito, por activa y por
pasiva, que hay que cambiar la Ley del Menor. Una ley que se
ha quedado obsoleta para los tiempos que vivimos. Pues,
bien, Antena 3 en una de esas encuestas que suele hacer cada
día, sobre temas de actualidad que preocupan a los
españoles, los otros días preguntó lo siguiente: ¿Cree usted
que hay qué cambiar al Ley del Menor?. Y la repuesta de los
internautas fue de un 96 % que constataron afirmativamente y
un cuatro que contestaron lo contrario. La mayoría, como
fácilmente se pudo comprobar, fue aplastante.
Da la sensación de que quienes hicieron la citada ley, están
muy lejos de acercarse a la realidad de la vida, a esa cruda
realidad que cada día está en la calle, esa calle que es la
mejor universidad del mundo, donde se aprende a diferenciar
lo bueno de lo malo, haciéndonos escoger el camino recto o
por el contrario el que se desvía del mismo.
Desde mi particular punto te vista, están tan lejos de la
cruda realidad, como yo de ser presidente, por un suponer,
de Lituania, obispo de Roma o presidente del Gobierno
español. Bueno, a decir verdad, ser presidente del Gobierno
español tengo cierta oportunidad, aunque sea remota, pues
solo basta ser español, mayor de edad y saber leer y
escribir. O sea que cualquier español puede conseguir ese
cargo reuniendo las condiciones necesarias, anteriormente
explicadas.
Cambiar la Ley del Menor, adaptándola a la época en la que
estamos viviendo es de lo más fácil del mundo, acabando con
esos privilegios que tienen los menores y que, en verdad,
hoy día no tienen razón de ser por la sencilla razón de que,
en los momento actuales, a diferencia de mí época y de otras
generaciones posteriores a la mía donde con dieciséis años
seguíamos siendo niños, hoy con dieciséis años la niñez se
ha quedado a un lado, para portarse, en la mayoría de los
casos, cono adolescentes.
Ya que copiamos tanto de otros países, precisamente los que
más copian son nuestros jóvenes, tomemos buna nota de esos
otros países donde existe otra Ley del Menor que,
precisamente, está dando unos buenos resultados.
En algunos de esos países, se envía al menor que ha cometido
un asesinato a un sicólogo, y si ése dictamina que su edad
real corresponde a la un adolescente se le juzga como tal y
va a dar con sus huesos en la cárcel.
Para no copiar de nadie, lo vamos a poner más fácil. Si
tiene dieciséis años y ha cometido un crimen se le envía a
un centro hasta que cumpa la mayoría de edad. Una vez tenida
la mayoría de edad se le juzga por asesinato que cometió, y
si la condena es de doce años, pues solo cumplirá diez ya
que los dos anteriores los ha cumplido en un reformatorio.
Si esos menores supiesen que se les juzgaría al llegar a la
mayoría de edad como un adulto cualquiera, seguro que muchos
de ellos se lo pensarían antes de cometer un delito. Esa ley
se le aplicaría no sólo al que cometa un asesinato sino a
cualquier delito cometido por estos menores.
La Ley del Menor hay que cambiarla ya, por le bien de la
sociedad para acabar con tantos niños que se aprovechan de
ser menores de edad para cometer delitos.
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