Cuesta contactar con él pero desde el momento en que
atiende al teléfono se muestra educado y amable. Se llama
José Miguel Monzón pero para el público es El Gran Wyoming.
Y El Gran Wyoming es excesivo, irónico, directo... y genial.
No en vano ha conseguido quizás lo más difícil en una
profesión como la suya: mantenerse. Con el programa ‘Caiga
quien caiga’, con el que estuvo siete temporadas en antena,
consiguió el máximo reconocimiento y con ‘El intermedio’ con
el que esperaba estar medio año ya va por el quinto. Y como
disfruta tanto con lo que hace, se permite el lujo de pasar
los fines de semana tocando con su grupo ‘Los insolventes’
con el que hoy llega a Ceuta para bailar al ritmo de rock
and roll.
Pregunta.- ¿Había venido antes a la ciudad?
Respuesta.- Creo recordar que la visité cuando tenía 26 o 27
años... sí que he estado alguna de paso cuando iba de camino
a Marruecos, pero la verdad es que prácticamente no paré.
P.- Llega para tocar temas de rock and roll, ¿de dónde
surge el proyecto? ¿Cómo conoció al resto de los integrantes
del grupo?
R.- Nos conocimos en un bar de Madrid donde se hacen
actuaciones al que voy de vez en cuando. Cuando vi el tipo
de música que hacían me acerqué a hablar con ellos porque me
sorprendió que fuera gente joven y que hicieran versiones
del rock and roll de los años 70. Me dijeron que eran
admiradores de Eric Clapton y Jimi Hendrix, artistas que a
mí me encantan y, seguidamente, me invitaron a toca con
ellos una canción. A partir de ahí nos hicimos amigos y
decidimos confeccionar un repertorio para tocarlo en los
bares. Los temas son todos ‘hits’, conocidos para los
aficionados al género musical.
P.- ¿Por que esa vuelta a la música?
R.- En realidad yo siempre he estado tocando, lo que pasa es
que toco en bares pequeños. Las actuaciones en estos lugares
tienen mucha menos repercusión que, por ejemplo, el programa
de televisión que yo hago. Pero he seguido actuando.
P.- El nombre del grupo, desde luego, no podría ser más
apropiado para la época que vivimos...
R.- Pues sí, los que me acompañan forman un trío llamado
‘Última experiencia’ pero son tres chavales jóvenes de
veintitantos años. Están en una situación de precariedad no
sólo por la edad sino, encima porque son músicos. Es el
colmo...
P.- Los periodistas jóvenes tampoco andan muy bien...
R.- En eso tienes razón (risas). Si hubiera que hacer un
foro de periodistas debería llamarse así.
P.- Apoyo su propuesta... pero en el caso de su grupo,
¿ha tenido buena acogida?
R.- Pues sí, tocamos por todos lados. Tenemos que ir a
Galicia, Valencia... y hasta junio tenemos actuaciones. Un
fin de semana de cada dos vamos fuera y en el otro actuamos
en Madrid o cerca de la capital. El público se lo pasa muy
bien con la actuación, la verdad es que están respondiendo
estupendamente.
P.- ¿Pero no le cuesta desperdiciar el tiempo libre que
le deja el programa con esta faceta?
R.- Yo es que me lo paso mejor en el escenario que abajo. Y
aquí se juntan las dos cosas. Creo que eso le pasa a todos
los artistas, creo que es la única profesión donde uno se lo
pasa mejor en el trabajo que fuera.
P.- Acerca de ‘El intermedio’, usted pensó que el
programa duraría medio año y ya va camino del quinto...
R.-Es algo casi anecdótico en el mundo de la televisión
donde hay programas que pueden durar solo una semana. Yo he
tenido la suerte, como pasó también con ‘Caiga quien caiga’
de hacer dos programas que han durado mucho. Pero son
accidentes pero esto es debido a la calidad del equipo que
sabe darle al público lo que este reclama.
P.- Se critica mucho a la televisión, ¿a usted le gusta
lo que se hace?
R.-A mí no. Me han preguntado alguna vez que si se acabara
el programa, cuál haría y, sinceramente, dentro de la
parrilla de televisión, no encuentro nada. Pero si digo que
los programas que más me gustan están en mi cadena, va a
parecer que soy un pelota que hago publicidad. Pero es fácil
de entender si se ven otros programas como ‘Sé lo que
hicistéis...’ o el de Buenafuente porque se parecen mucho
más a lo que yo hago. Yo creo que el resto tiene, de
entrada, una intención de baja calidad, es decir, bajo coste
de producción y, además, ha habido un cambio sustancial,
antes salía gente que había hecho algo y ahora el 99% es
gente que no hace absolutamente nada. Van allí a pintar la
mona y no son profesionales de la televisión. Se ha bajado
mucho en la calidad que recibe el espectador.
P.- El problema es que el espectador lo ve...
R.- Es que también hay un factor de imposición porque el
espectador se engancha. La cosa está pensada para ganar
dinero, no es un invento de cuatro tontos y se crea como una
especie de culebrón y de pronto un día conectas y dices,
¿pero este quien es? Y resulta que era el novio de otra que
también había salido antes. Te das cuenta que es una
maniobra de gente que se insulta y que tienen un pinganillo
que le dice, ‘oye tío o gritas más o el próximo día no
vienes’.
P.- ¿Pero sí le gustará su programa, no?
R.- A mí sí, te seré sincero si no fuera así, no lo haría.
He tenido la suerte en mi vida de poder elegir porque llevo
muchos años trabajando en este medio y tengo una posición
económica que me lo permite. Sería traicionar mi esencia y,
además, podría vivir con mucho menos presupuesto.
P.- Dijo hace años que España estaba llena de gilipollas,
¿le parece ahora que hay más?
R.- ¿Dije eso? (risas). Bueno, también está llena de
ingenieros, no quería decir que fueran mayoría pero la
televisión puede que tenga mucho que ver en el incremento de
ese sector.
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