Como bien dice en su docta carta, la L.E. Crim. en su
artículo 778, párrafo 6º permite al juez y a usted mismo no
acudir al levantamiento de un cadáver y facultar al forense
para llevar a cabo el procedimiento legal. Pero es curioso
que en Ceuta, donde las distancias son cortas y no son para
nada habituales casos como el que nos ocupa, se escuden Su
Señoría y usted mismo, por ende, en la literalidad de la
Ley. Es de suponer que a esas horas, por tanto, su juzgado
-el número 2- de guardia ese día estaría colapsado de
trabajo, porque sólo valdría tal excusa para eludir esa
responsabilidad. En cualquier caso, ustedes no fueron pero
yo sí. Ustedes no oyeron a los familiares, pero yo sí. “Le
están tratando como a un perro”, palabras textuales de
miembros directos de la familia. Hechos como este -por más
que estén amparados en un artículo legal- añaden más leña al
fuego de la percepción de los españoles sobre la
Administración de Justicia. No lo digo yo, lo dice el CIS y
un artículo en EL MUNDO este pasado 21 de enero: “La opinión
pública ha aprendido a despreciar a la Administración de
Justicia a fuerza de padecerla”. Su docta exposición y su
preámbulo, en el que opina en tono de crítica analítica
sobre la labor periodística, abre la puerta a que -por
supuesto, faltaría más- también jueces y secretarios sean
analizados y criticados, porque entre ellos también los hay
incompetentes -no será su caso, claro, que mantiene su
juzgado al día-. Qué le vamos a hacer, cosas de la
Democracia y de las libertades que nos hemos dado los
españoles. Pero esta explicación en forma de carta se la
debería haber dado Su Señoría o usted a los familiares a la
cara, porque con sus impuestos les pagan, no a mí sino a
ustedes.
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