Muchas veces he dicho y lo voy a
repetir, porque es verdad, que no suelo ver, con frecuencia,
la televisión, puesto que, desde mi punto de vista, los
contenidos, salvo rarísimas excepciones, no suelen ser
formativos y, escasas veces, informativos.
Sin embargo, hace un año, y por simple casualidad, me enteré
que una jovencita de Ceuta, Nazaré (sin t), estaba actuando
en un concurso de Canal Sur TV y, aunque yo no la conocía
personalmente, a pesar de haber sido alumna de mi instituto,
quise ver sus actuaciones.
Debo decir que el paso por ese programa, “Se llama copla”,
por parte de Nazaré fue de un éxito extraordinario, ya que a
sus grandes actuaciones hay que sumar el que, cada noche del
sábado, el nombre de Ceuta quedaba muy bien representado.
Nazaré fue la única participante, en ese programa –
concurso, que no era andaluza, todos los demás lo eran, pero
aun así, entre sus compañeros era una más, a la que querían,
apreciaban y supieron valorar, en todo momento.
Llegó hasta los mismos finales y si no fue la vencedora
absoluta, sí que logró un tercer o cuarto puesto que dice
mucho sobre lo que es una actuación brillante. En Ceuta, sin
embargo, no tuvo todo el eco que debería haber tenido. Esa
es la realidad.
A partir de la intervención de esta jovencita de Ceuta, hay
muchos sábados, si es que me queda tiempo para ver la
televisión, que sintonizo el canal andaluz y voy haciendo
mis comparaciones, sin ser yo un experto en este tipo de
“arte”.
Sin embargo, en la noche del pasado sábado, y ya venía de
antes, he sentido auténtica vergüenza de las manipulaciones
y las intrigas internas que hay entre parte del jurado y el
productor musical, con lo que las puntuaciones, o parte de
ellas del sábado, quedaron, si es que no adulteradas, sí, al
menos, bajo sospecha de estarlo, además de poner, entre la
espada y la pared a una buena concursante, una jovencita de
La Línea de la Concepción, Anaraida, que nada tenía que ver
en todo el mal rollo que se han montado Manolo Lambo,
miembro del jurado y un tal “Pive” productor musical.
Sus disputas, su enfrentamiento abierto y las consecuencias
que traiga todo esto, sea cual sea el resultado artístico,
va a dejar devaluada la imagen del programa y a sus
vencedores.
Y creo que con esta situación, un programa con éxito de
audiencia, en Andalucía, ha recibido una auténtica puñalada,
desde dentro.
En definitiva, un programa que está ya en la cuarta o en la
quinta edición y que por culpa de estos dos “chuflas” va a
quedar herido de muerte para el futuro y sin confianza en su
seriedad al llegar los resultados finales.
No sé lo que van a hacer en una televisión autonómica como
es Canal Sur, que se precia de ser seria, pero si esos dos
impresentables siguen ahí es que hay más de uno, responsable
en esa parcela, que automáticamente se está haciendo
cómplice de la desvergüenza y de la falta de respeto que han
tenido con los concursantes, con sus ilusiones y con la
audiencia de Andalucía o de fuera de Andalucía, que sigue
semana a semana el programa.
Más que un programa serio y merecedor de elogios estos dos
individuos parecía que querían hacer de “Se llama Copla” uno
de tantos programas del cotilleo, que tanto se estilan, en
estos tiempos, en casi todas las cadenas de televisión. Fue
una vergüenza.
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