LUNES. 17
Hablando con un pariente de Córdoba, me dice que se ha
encontrado a Mariano Mansilla y que éste le había
preguntado por mí. Mansilla, cuando apenas había cumplido
los dieciochos años, me fue recomendado por su padre, que
era joyero destacado, como jugador de fútbol. Y le hice caso
a don José. Mansilla triunfó clamorosamente en el Mallorca y
a partir de ese momento encandiló a otros equipos. Huelva y
Jerez disfrutaron de su juego. Hoy he hablado con Mariano
por teléfono. Y me dice que está ejerciendo de agente
futbolístico. De MM podría hablar mucho y bien. En esta
ocasión, hemos recordado pasajes de nuestras vidas y he
llegado a emocionarme. Con Mansilla tuve la satisfacción de
hacerle comprender cómo un delantero diestro podía jugar por
la izquierda y hacer estragos en la defensa contraria.
Semejante logro me fue posible trabajando duramente con él.
Mariano me ha prometido venir a Ceuta cuanto antes.
MARTES. 18
Luis Parrilla me llama para comunicarme que estoy
invitado a una comida en la cual voy a disfrutar de la
compañía de Pepe Montes y Toñi, su esposa; de
Maite, arquitecta; de Marina y José,
inspectores de trabajo. Y no tengo el menor inconveniente en
aceptar su invitación. Luis Parrilla lleva casi diez años
trabajando en esta ciudad y la vive intensamente, porque
está caído de boca por ella. Es su gran amor. Y no se cansa
de celebrar en Córdoba, donde tiene fijada su residencia, lo
bien que se lo pasa entre nosotros. Venir a Ceuta significa
muchísimo para Luis Parrilla: tanto, créanme, como para
hacer proselitismo de ella en toda Andalucía. La labor de
Luis está pidiendo a gritos que se le reconozca la tendencia
que muestra a destacar las bondades de esta tierra. Sé,
positivamente, que mis palabras le van a causar la inquietud
que suele apoderarse de quienes no desean, bajo ningún
concepto, destacar en nada para no perder esa condición de
persona que intenta siempre pasar inadvertida. Luis se ha
ganado el derecho a que los ceutíes que lo vienen tratando,
desde hace una década, lo distingan como lo vienen haciendo.
MIÉRCOLES. 19
José Manuel Gallardo y yo nos hemos pasado muchos
años trabajando en periódicos. Llegó muy joven a ‘El
Periódico de Ceuta’ y pronto comenzó a mantener muy buenas
relaciones conmigo. Por aquel tiempo, principio de los años
noventa, ya andaba chiflado por el fútbol. El fútbol ha sido
siempre la pasión de JMG. No en vano su padre jugó en el
Ceutí y lo llevaba a ver los partidos. Con José Manuel he
hablado yo de fútbol lo que no está en los escritos. Durante
muchos años, y casi todos los días, él procuró por todos los
medios pegar la hebra conmigo para tratar de sonsacarme
opiniones que le ayudaban a comprender más un deporte que le
tenía comida la sesera. Eso sí, me consta que mis
comentarios se los trasladaba a su padre para que éste
reflexionara sobre ellos. Gallardo, amante del fútbol sala,
aprovechó un momento en que esta ciudad se olvidó del fútbol
a once para hacernos creer que nuestro destino deportivo
estaba en el de a cinco, y acabó convirtiéndose en un
especialista de la cosa. Nuestras relaciones, por causas
ajenas a nuestra voluntad, se fueron deteriorando y
estuvimos cierto tiempo manteniendo una tirantez entre
nosotros, que no nos correspondía. A pesar de que mis
consejos, dada nuestra diferencia de edad, fueron siempre en
la misma dirección: la de ayudarle; lo cual no quiere decir
que uno estuviera en todo momento acertado. Pues bien, de un
tiempo a esta parte, Gallardo y yo hemos recuperado la
conversación. Y hoy, cuando nos hemos puestos a charlar, él
no ha tenido el menor inconveniente en asegurarme que nunca
ha dejado de estar atento a mis comentarios. Y dice
compartir mis aciertos en un porcentaje altísimo. El halago
me importa un bledo; lo que sí me importa y me alegra,
muchísimo, es que José Manuel y yo hayamos recuperado el
diálogo.
JUEVES. 20
Hace dos semanas, en esta misma página, contaba yo que
Pepe Ávila, director del Hotel Tryp, me había invitado a
compartir mesa y mantel con su hermana y el marido de ésta.
Y que los dos me habían causado una magnífica impresión.
Aquel día, precisamente, PA y yo tuvimos la oportunidad de
charlar lo justo para aclarar ciertas dudas que ambos
teníamos en relación con nuestra forma de actuar en según
qué cosas. Con lo cual la comida resultó provechosa. Hoy, el
director del Tryp me ha requerido ciertos datos que le había
reclamado su cuñado para poder acceder a cierta página de
Internet que yo le había recomendado. Y, tras
facilitárselos, nos hemos puesto a charlar de cuando ambos
estuvimos en Las Islas Baleares. En Menorca él, y yo en
Ibiza. En ambos sitios tenemos amigos comunes. Así que, casi
sin venir a cuento, nos ponemos a charlar sobre las
diferencias que existen entre ambas islas. Los menorquines,
me dice él, son personas afables pero precavidas. Y, desde
luego, se nota mucho el efecto que produce entre la gente la
tramontana. Un viento que, cuando sopla, cambia el carácter
de las personas. Es cierto, le digo yo, que Menorca es más
europea que Ibiza; por razones claras de invasiones. Ibiza,
la que yo viví intensamente, es una isla africana, en la que
predominan los vientos del sur. Y así, metidos en semejante
conversación, anduvimos un tiempo que nos fue más que
suficiente para volver a recobrar las formas que un día, sin
venir a cuento, pusimos en peligro.
VIERNES. 21
Hacía un montón de tiempo que yo no veía a Juan José
Cerro. Y mucho más que no había tenido la oportunidad de
cruzar unas palabras con el eficiente, según me han dicho
distintas personas, secretario del alcalde. Pero el martes
me fue posible compartir unos minutos de charla con él y con
Francisco Sánchez Paris, ya que ambos estaban tomando
el aperitivo en el mismo sitio que yo. De ese momento, me he
acordado hoy. Y, claro, he querido reflejarlo en esta
página. Y el motivo es tan sencillo como verdadero: a mí me
ha caído siempre muy bien Juan José. A pesar de que con él
nunca me ha sido posible mantener ese trato continuo que se
necesita para conocer más a las personas. Pues bien, debo
decir que sólo tuvimos tiempo para intercambiar impresiones
varias y con gran celeridad: las justas para que Sánchez
Paris volviera a demostrarme que me lee todos los días. No
le irá mal…
SÁBADO. 22
Leyendo el periódico Estadio Deportivo, en su edición de
Cádiz, hallo la siguiente denuncia de Enrique Ortiz:
capitán del equipo gaditano. “Los jugadores estamos hartos
de no cobrar”. “Antes de fichar, que los directivos
solucionen lo nuestro”. Y todo, claro está, porque los
jugadores del equipo amarillo no están percibiendo sus
sueldos en los plazos fijados. Lo cual demuestra que en el
seno de la plantilla existe un descontento generalizado. Lo
que ocurre en el Cádiz viene ya siendo habitual en otros
muchos equipos. No obstante, el equipo gaditano está entre
los cuatro primeros del grupo. En Ceuta, Javi Navarro,
el jugador que más ha rendido hasta el momento, manifestaba,
días atrás, que los mayores enemigos de la Asociación
Deportiva Ceuta son sus propios jugadores. Y que era
necesario solucionar el problema con la urgencia que
requiere el caso. Un problema que propició la destitución de
Joao de Deus y que está poniendo en evidencia a
Goikoetxea –esto es de mi cosecha-, dada la poca entrega
de unos futbolistas que sí vienen cobrando sus salarios. En
los tiempos que corren, de tanta penuria económica, los
futbolistas de la ADC deberían dejarse de tonterías de tres
al cuarto y empezar a rendir acorde con el dinero que ganan
y que están cobrando como es debido. Ojalá que hoy frente al
Lorca Atlético, podamos ver el principio de una recuperación
que dure hasta conseguir el logro que se busca: la
clasificación entre los cuatro primeros.
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