Tal y como anunciábamos en nuestro artículo de opinión
anterior, hoy iniciaremos una serie de reflexiones,
argumentadas en las informaciones extraídas de la hemeroteca
en las que incluiremos algunas de las sorprendentes
decisiones protagonizadas tanto, por quien hoy co-lidera la
coalición Caballas, Juan Luís Aróstegui como, por algunos de
sus socios en una corporación municipal en la que primaban
los intereses partidistas de quienes conformaban el equipo
de Gobierno (PSOE, CDS y PSPC) a los intereses generales de
la ciudadanía.
En primer lugar, debemos destacar que criticar la gestión
del Ejecutivo local presidido por Juan Jesús Vivas desde el
desconocimiento, que confiere pertenecer a una formación
política, que jamás ha tenido responsabilidad en el Gobierno
de la ciudad, se convierte en tarea sencilla pero, se
complica ampliamente cuando se ejercita desde una formación
que ha liderado un equipo de Gobierno en una convulsa etapa
política de nuestra historia más reciente, desde áreas tan
significativas como Economía y Hacienda, Vivienda o Recursos
Humanos, al favorecer con ello las comparaciones entre las
actuaciones y decisiones adoptadas en el ejercicio del poder
y los planteamientos demagógicos vertidos desde su posición
actual.
En primer lugar, debemos recordar, que el portavoz del
Partido Socialista del Pueblo de Ceuta, Juan Luís Aróstegui,
ejercía hasta ese mismo instante una labor de oposición
crítica contra la mayoría compuesta por PSOE, CDS y CEU. La
salida de esta última formación del tripartito posibilitó la
entrada del PSPC en el Gobierno municipal el 8 de octubre de
1988, ocupando las concejalías de Economía y Hacienda,
Vivienda y Participación Ciudadana. Circunstancia, que
posibilitó la aprobación definitiva a finales de diciembre
de los presupuestos municipales tan criticados con
anterioridad por el portavoz localista.
El pacto de gobernabilidad suscrito por estas formaciones
políticas resultaba un acuerdo extraño, no solo por las
ideologías divergentes de quienes firmaron el mismo sino,
por las decisiones compartidas incluidas en el documento
inicial elaborado. La primera de ellas, la compra no
aconsejada por los técnicos municipales del edificio
propiedad de la Unión África Ceutí, presidida en esos
momentos por los concejales del CDS, por una cantidad
cercana a los doscientos cincuenta millones. La modificación
del Plan General de Ordenación Urbana al objeto de
posibilitar el desarrollo urbanístico de la Gran Vía,
cumplimentando con ello algunos de los planteamientos de las
tres formaciones coaligadas y por último, la construcción de
un complejo recreativo en la Playa de Benítez, finalmente
sustituido por un complejo polideportivo.
Cuestiones todas ellas incluidas en el orden del día,
puntualmente relacionadas en el área de Economía y Hacienda,
dirigida por Juan Luís Aróstegui, en el primer Pleno
celebrado con el nuevo equipo de Gobierno. En definitiva,
razones de interés general que posibilitaron asegurar la
gobernabilidad de la ciudad hasta final de legislatura a
pesar de, las evidentes diferencias ideológicas de quienes
conformaban el tripartito.
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