Un año de prisión sustituido por una sanción de 7.300 euros
por un delito de amenazas fue la pena decretada ayer por el
titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3
para el agente de Policía Local que en la madrugada del
viernes disparó tres veces al aire, sin estar de servicio,
en el pub ‘El Rekreo’, situado en el Poblado Marinero. El
policía reconoció los hechos que le imputaba la Fiscalía
aunque aún está pendiente al expediente disciplinario que se
le ha abierto.
“Abandonó el pub, regresó 45 minutos después, sacó su
pistola y, tras encañonar a los testigos, disparó tres veces
al aire”. Estos, entre otros, fueron los hechos que
reconoció ayer el policía local detenido en la madrugada del
viernes en el Poblado Marinero, ante el titular del Juzgado
de Primera Instancia e Instrucción número 3, que
seguidamente dictó sentencia condenatoria contra el agente
en un juicio rápido celebrado bajo la figura jurídica de la
conformidad.
Tal es así que el relato de acusación del Ministerio Fiscal
describe los hechos como constitutivos de un delito de
amenazas, recogido en el artículo 169 del Código Penal y por
el que el policía debía hacer frente a la pena de un año de
prisión que, al carecer de antecedentes penales, quedó
sustituida por una multa de dos años a razón de 10 euros
diarios cuya suma alcanza los 7.300 euros. A esta cifra
habrá que añadirle la responsabilidad civil derivada de los
daños ocasionados al techo del pub ‘El Rekreo’ cuya
valoración se determinará en la ejecución de dicha
sentencia.
El policía pasó a disposición judicial a primera hora de la
mañana de ayer mientras que el propietario del local
nocturno y dos de sus trabajadores esperaban en las
instalaciones judiciales para prestar declaración ante el
juez, después de que en Comisaría se registrasen cinco
denuncias ya formalizadas por parte de varios clientes. A
estos se sumaron otra docena de testigos que no dudaron en
aportar sus filiaciones para la correspondiente
investigación, aseguraron los propios testigos. Según se
desprende del relato final de los hechos, todo ocurrió sobre
las 05:30 horas en el citado pub cuando los agentes de
seguridad del local pidieron al acusado y otros clientes que
abandonasen el lugar por una disputa verbal. Todos ellos
obedecieron aunque 45 minutos más tarde el policía regresó
al lugar de los hechos y disparó su arma reglamentaria
gritando: “A mí no me vacila nadie. Yo soy... A mí no me
vacila nadie”. Arma que recogió en ese paréntesis temporal
en el Cuartel con dos cargadores.
Otras versiones de lo sucedido aquella madrugada en el local
apuntan a que el policía se encendió un cigarrillo, motivo
del inicio de la discusión con uno de los trabajadores,
según testigos presenciales.
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