Estos días estoy pasando por unos
cambios en el sistema de control corporal motivados por la
estrafalaria danza climatológica.
Frío y calor. Las borrascas traen consigo nubes y lluvias,
los anticiclones cielos limpios y con bastante frío. Pero
estos días reina, con absoluta libertad, una humedad
punzante, una humedad que suele colarse por los pequeños
resquicios que deja la ropa de abrigo y suele colarse hasta
los huesos con lo que el frío corporal aumenta el doble en
relación al frío ambiental.
Con éste bagaje climático, lo normal es que uno se viera
afectado en salud y, de hecho, aquí estoy con la gripe –no
sé cual si es la A, la B o la C- que me ha dejado “pachucho”
para ratoy con bastante calentura.
Para calentura la que viene estallando estos días en
distintos lugares de la tierra catalana y por dos causas:
La primera calentura corresponde a una actitud social que
promueve la parroquia de Sant Joan d’Horta (Barcelona) al
aceptar que se editen calendarios de personas voluntarias
desnudas, vecinas del barrio de Horta de Barcelona, para
venderlos y con la recaudación permitir al comedor social
mantener su estatus.
Con la iglesia topamos. Nos pone verdes en cuestiones del
cuerpo humano y sin embargo no se sonroja por ver a esos
cuerpos humanos desnudos…, todo sea por la pasta y con Dios
arriba.
La segunda calentura, desagradable por cierto, es la que
están fomentando grupos de musulmanes con sus actitudes
antisociales evidentemente destructivas.
Tras los sucesos de Salt (Girona) con la quema de cinco
coches y siete motocicletas, andan ahora merodeando las
calles, a altas horas de la madrugada, sin ton ni son. Sin
nada que hacer.
Muchachos musulmanes, menores de edad, pululan por las
calles a esas horas en que todos duermen, abrigados con un
simple jersey polar con capucha.
A mi pregunta, a uno de esos mozalbetes que aparentaba menos
de 14 años, que por qué no se abrigaba más, me respondió que
él acata su religión (?) y a la siguiente pregunta sobre si
sabía lo que pasó en Salt (Girona), salta encorajinado y
contesta, con insultos irreproducibles, que la represión
policial es brutal y que debían y podían, los policías,
dejar marchar al chico que intentó robar un ciclomotor y no
perseguirlo con esas consecuencias…
Decidí no seguir preguntando y me alejé del lugar. Se
acercaba un compacto grupo de moros y no estoy por la labor
de ser héroe tras una placa de mármol.
Bueno, hemos estado viviendo con cierto bienestar social,
aunque con algunos sobresaltos puntuales pero
característicos de la aguda picaresca de nuestro país.
Ahora estamos viviendo una situación donde los sobresaltos
son importados, en su mayoría, y con graves que, en un
momento dado, puede hacer saltar la alarma social con
demasiada estridencia si no la atajamos a tiempo.
Ignoro las razones que tienen nuestras autoridades para ser
tan permisivas con estos asuntos o temas que elevan las
cotas de inseguridad entre los ciudadanos, acostumbrados
como estamos a un clima social más tranquilo y más
comunicativo.
Como no sean los votos…
Sabemos que muchos inmigrantes menores de edad pululan por
las ciudades y pueblos de nuestro país, mientras sus padres
siguen en sus respectivos países (todos del Magreb),
residiendo de manera ilegal en pisos vacios, donde entran
después de romper las puertas, sin que las autoridades hagan
absolutamente nada.
Merodean por los mercados y comercios para robar los que les
apetecen en el momento y cuando son pillados, por la
policía, suelen ser soltados al momento por ser menores de
edad… cosa que saben y aprovechan para mantener su estatus
de impunidad.
Para ellos, nosotros somos decadentes… ¿No te jode?
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