Las incoherencias de algunos
representantes políticos no dejan de sorprenderme y más aún,
cuando estas provienen del candidato que más veces se ha
presentado a unos comicios locales, hasta en siete
ocasiones. En la primera de ellas, las de 1982, incluido en
el número dos de la candidatura del Partido Comunista de
España y en las siguientes, representando los intereses de
quienes se integraban en el Partido Socialista del Pueblo de
Ceuta. Por tanto, debería ser un fiel exponente de los
principios que fundamentan la Constitución de 1978
ampliamente respaldada por el pueblo español.
Por tanto, me sorprende enormemente, que este supuesto
“símbolo” de nuestra democracia, demuestre una actitud
totalmente irreverente con los planteamientos incluidos en
el artículo primero de nuestra Constitución puesto que, en
el día de ayer, insultó brutalmente a quien ostenta la
soberanía nacional es decir, a los 22.484 ciudadanos que
respaldaron con su voto la candidatura encabezada por Juan
Jesús Vivas. En su “insufrible” columna de opinión de los
jueves, acusó de racistas, fanáticos e incluso, de enfermos
sociales a todos aquellos ceutíes, que decidimos
democráticamente apoyar la candidatura del Partido Popular.
No obstante, ¿qué podemos pensar de una persona cuya primera
decisión nada más alcanzar la dirección de un centro
educativo fue ordenar la retirada de los retratos de SM. El
Rey de todas sus dependencias o de quien presentó para su
aprobación, en el primer pleno municipal tras su
nombramiento como concejal de Economía y Hacienda, una nueva
figura impositiva, la Ordenanza de Radicación?
Evidentemente, solo que nos encontramos ante una
demostración irrefutable de las incoherencias de un
individuo, que defiende unos planteamientos desde la
oposición política pero, los desvirtúa totalmente cuando
alcanza puestos de responsabilidad.
Quizás, deberíamos recordar a nuestros lectores las
innumerables denuncias en relación a presuntas
irregularidades en materia de contratación de personal
amparadas por nuestro protagonista, presentadas desde la
oposición en interminables sesiones plenarias en las que los
insultos provenientes tanto, desde los escaños del equipo de
Gobierno como, desde las bancadas donde se asentaban los
simpatizantes de las diferentes formaciones políticas
constituían la nota predominante. En definitiva, los ceutíes
hastiados de las contradicciones protagonizadas por este
líder político, decidimos expulsarlo democráticamente de
nuestro Ayuntamiento en las elecciones de 1999, 2003 y 2007
ahora, corresponderá responder en consecuencia a los nuevos
menosprecios.
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