Una dotación de entre 60 y 80 policías nacionales tomó ayer
tarde la barriada de El Príncipe dentro de un operativo de
identificación de personas que se prolongó dos horas. El
servicio formó parte de la ‘Operación Guadiana’ que llevan a
cabo el Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local en las
barriadas de Ceuta. Los agentes uniformados y de paisano
identificaron entre las seis y las ocho a unas 50 personas
en prevención de la comisión de posibles delitos, para
detectar la posesión de drogas y comprobar si alguna persona
tenía reclamaciones judiciales. Finalmente se produjo una
detención por tráfico de drogas.
Un total de 50 personas, entre transeúntes, motoristas y
clientes de varios cafetines fueron identificados durante la
operación de control. El balance del intenso chequeo
policial fue la detención por tráfico de drogas de un joven
que llevaba encima varias pastillas y la apertura de cuatro
expedientes administrativos por infracciones a la Ley 1/92,
la conocida Ley de Seguridad Ciudadana. Las competencias
policiales en aplicación de esa ley son proponer sanciones
por llevar pequeñas cantidades de drogas para consumir
encima, portar armas blancas y ofrecer resistencia a la
autoridad.
Además, la visible y masiva presencia policial en las calles
y reconditos callejones de El Príncipe sirvió para constatar
que 24 de los identificados tenía antecedentes policiales,
es decir, habían sido arrestado antes. No obstante, en las
comprobaciones por radio que hicieron los agentes no se
detectó ninguna reclamación judicial.
Los policías pararon a jóvenes que caminaban por las calles
y callejones de la barriada, a otros que circulaban en sus
motos y entraron en varios cafetines pidiendo la
documentación a personas.
El mando policial estableció un primer control con una coche
patrulla en la cuesta de subida al barrio a la altura del
centro de salud de El Tarajal. Otros furgones de la Unidad
de Intervención Policial (UIP) y Unidad de Protección y
Respuesta (UPR) se situaron en el aparcamiento de entrada
por el acceso de El Tarajal y en la carretera que conduce al
Hospital Universitario de Ceuta y Loma Colmenar.
La presencia de agentes ataviados con pasa montañas,
cubiertos con cascos y portando material antidisturbios en
las esquinas y en una zona alta a la entrada del barrio
alertó a pronto a los que no querían ser vistos. Así, un
niño que estaba en una ladera terriza a unos metros de los
primeros edificios entrando desde Príncipe Felipe avisó a un
chico de unos 13 años que circulaba en la parte de atrás de
un ciclomotor con cabina. Este vehículo dejó la carretera y
estacionó a la derecha, bajando su ocupante trasero.
El operativo repitió a lo largo de la tarde un mismo esquema
de trabajo; el mando y un grupo de agentes de paisano de la
Policía Judicial y la Brigada de Información se adentraron
en un callejón estrecho y los miembros de la UIP y UPR se
apostaban en la esquina de entrada. Poco después esos
agentes salían a la vía principal tras hacer sus
comprobaciones.
Desde las ventanas y azoteas, numerosos vecinos, muchos de
ellos niños, observaban la vigilancia de los policías, sus
idas y venidas.
La calle san Daniel, arteria principal de El Príncipe y la
vía que conduce a la plazoleta de la mezquita concentró a
numerosos hombres, adolescentes y niños. Miraban entre
murmullos. El dueño de un comercio de ultramarinos tuvo su
pequeña puerta tapada por los policías un rato hasta que
optó por cerrar. Una vecina comentó “esa tienda cierra cada
vez que hay algo así”. La misma mujer dio paso libre a una
chiquilla, con el uniforme de un colegio, a que cruzara la
calle. La niña no se atrevió a cruzar. En ese punto
caliente, un agente de la UIP espetó a un joven que
protestaba, “cállate la boca”.
A través de un intrincado laberinto de callejuelas plagado
de curvas imposibles y escalones, se accedía al corazón de
la operación. La esquina regalaba una visión privilegiada de
la ‘toma del Príncipe’. Cascos, escudos, una moto que llega
por la acera, la Policía que la para y dos chicos que se
identifican. Un policía pasa con un chaval cogido del brazo.
Presencia y control.
|
“Que no me vean con usted que aquí a los que hablamos nos
amenazan de muerte”
Los vecinos de El Príncipe
vivieron la espectacular presencia policial y el trajin de
los agentes con cierta rutina tranquila. No era la primera
operación de ese tipo. Fue otra más.
Algunas mujeres salieron a las esquinas a ver que pasaba.
“No se me acerque. Que no me vean con usted. Aquí a los que
hablamos nos amenazan de muerte”, advirtió una vecina al
periodista.
Algunos pequeños cafetines fueron ‘tomados’ por los policías
y hubo comercios que cerraron.
El dueño de una tienda que prefirió no dar su nombre contó a
EL PUEBLO que “aquí la mayoría de la gente está asqueada de
la inseguridad y si quitan el autobús antes de su hora
normal, los perjudicados son los mayores”. Este comerciante
revela que “si tienes un coche, piensas que te vas a
levantar y te lo vas a encontrar quemado”. Los comentarios
en voz baja de algunos vecinos fueron interrumpidos por
algún grito aislado que atrajo la atención policial hacia un
callejón. Un grupo de agentes se introdujo en él, otro
advirtió a los periodistas de este diario “procurad no
quedaros solos que os han visto haciendo fotos”. Nos
esperaba el dédalo de callejuelas.
|