Pocas empresas foráneas y, más
concretamente de Córdoba, son tan conocidas como la de
Ximénez y su iluminación, aquí en Ceuta.
Con esta empresa Ceuta, cada Navidad, cada año en los
carnavales y cada feria, en el mes de agosto, está con más
claridad, por la noche, está más bonita y nos está indicando
que estamos en fiestas.
Allá por el mes de noviembre, cuando, cada año, comienzan a
preparar todo el recorrido, por el que llevarán la
iluminación, nos hacen ver que ya están cercanas las fiestas
navideñas, ellos son, un poco, los “mensajeros” de la
Navidad.
Y ahora, cuando ya el día de Reyes ha quedado atrás,
bastante lejano, cuando todas las fiestas han pasado y, en
pocos días, hacen desaparecer todo lo que montaron para ese
tendido eléctrico, se nos muestra un año más una Navidad que
pasó, que estamos en el mes de las rebajas, en la cuesta de
enero, e incluso en el mes en el que más sobres de avecrem
se venden.
Y nada tiene que ver la empresa de alumbrado con estas
cosas, pero es, simplemente, el reflejo de lo que indica
cuando se instala y de lo que significa el momento de su
desmontaje.
Con todo, Ximénez, sus empleados no nos van a dejar a
oscuras, porque es muy posible que la red que habían tendido
para la Navidad, ahora, muy pronto, nos pueda servir para la
otra iluminación de los carnavales que, también, aunque con
otro tono, nos alumbrará, durante una semana.
Es el ir y venir del tiempo, el renovar unas cosas para dar
paso a otras, como es el paso de la Navidad festiva y de
alegría sana hacia las carnantolendas, fiestas que en nada
tienen que ver con la sensibilidad de una nueva etapa, pero
que muestran otra faceta del mundo que nos rodea.
Ahora, pues, el Revellín parece otra cosa, la Plaza de
África parece otra plaza y otro tanto podríamos decir de
toda la Calle Real, de la Constitución y de todos aquellos
puntos que son el principal exponente del anuncio de unas
fiestas, sean las que sean, y gusten a quien gusten.
Los trabajadores de la empresa Ximénez, empresa cordobesa de
prestigio en este terreno, han pasado unos cuantos días
desmontando todo lo que habían montado en varias semanas,
tan sólo hace dos meses, con lo que, incluso, los naranjos
que tenían sus adornos especiales, naranjos brillantes,
durante más de un mes, ya se han quedado con lo suyo, se han
quedado como son, simplemente así.
Ahora ya, lo único que falta es ir recogiendo los restos que
hayan quedado olvidados, con lo que todo está listo para
que, de aquí a un mes, con crisis incluida, volvamos a ver
“las caretas de la carne” y las demás representaciones con
las que nos obsequiarán antes de que de comienzo la
cuaresma.
A lo largo de las últimas semanas de noviembre, los más
escrupulosos en todo, incluso en aquello que no tiene
escrúpulos, se quejaban del coste de este tipo de
instalaciones, para unos pocos días, y ahora, precisamente
en la cuesta de enero, a esos hay que decirles:”¿Y qué
queríais que este año hubiéramos alumbrado las calles con
simples faroles?”.
Los adornos navideños llevan un coste, pero nunca debemos
olvidar que, también, son un reclamo comercial y los
comercios que pagan impuestos, también tienen derecho a que
se haga algo por ellos, cuando es un gremio que no recibe
subvenciones. Queda dicho.
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