PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 17 DE ENERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACION

Ceuta, con una colilla en la mano

Por Nuria Van Den Berghe


He aquí las sombras de las leyes represivas! No se preocupen, no voy a dar la vara con mis abominaciones del recorte de libertades de la Ley-Antitabaco. Porque viene anunciada otra ley aún más rocambolesca, para distraernos y que tengamos de que hablar, ya que las “Macrooperaciones de Marbella”no se las tragan a estas alturas, ni los niños de teta.

Lo cierto es que me pasado una tarde dominguera paseándome Ceuta y con una colilla en la mano, a la busca de un cenicero público. Sí, me refiero a ese tipo de ceniceros-papeleras que te encuentras en las estaciones de tren, ceniceros como los de Atocha, pero en pijo, en bonito. Quiero decir que con algo de diseño y enriquecidos con el escudo de la ciudad, porque fumamos en la calle y no tenemos donde finiquitar la colilla apestosa. Buscas y encuentras una reja de alcantarilla donde solapar los restos del acto delictivo del fumeteo o te expones a una sanción por ensuciar si tiras la colilla al suelo y la apagas pisándola, disimuladamente, con el zapato. Además a las alturas de civismo en las que nos encontramos, a ninguno nos apetece tirar absolutamente “nada” en las aceras y quien lo hace puede recibir de cualquier viandante un sonoro bufido o un reproche directo Estamos concienciados, tanto con el tema de la pulcritud como con el tema de la abominación de las bolsas de plástico.

En la Península hay un aborrecimiento generalizado al “plástico” y todas las marujas o jennifermaris, nos espiamos a ver quien usa o no usa la bolsa reciclable, luces y sombras de la ex-sociedad del bienestar, por un lado mucha conciencia ecológica y mucho reciclaje y por otro las familias comiendo de los contenedores de basura. El plástico tabú, porque a todos nos concierne, los pulmones de cada cual, por el contrario, pertenecen a su legítimo propietario y si el tabaquismo tiene un coste para la Seguridad Social para algo, el fumador, ha estado toda la vida cotizando y pagando por adelantado por si enferma.

Pero, ceniceros públicos no encuentro. Ni ceniceros en las puertas de los establecimientos de hostelería, así ves a la clientela, apurada, mirando adonde apaga el cigarro delictivo y con malísima conciencia si, la colilla, tiene que acabar desintegrada en el asfalto. Lógico, tampoco se la van a comer ni a guardar en el bolsillo. Mejor atender a la demanda ciudadana y, como los fumadores votamos, habilitar recipientes para las pruebas palpables de nuestro innombrable vicio. ¿Han visto cuantas pamplinas?.

Pues, con la nueva ley que se avecina, un engendro de algo referente a la “discriminación” sublimado a tamaño esperpéntico, nos vamos a enterar. Puro estado policial y pura persecución ciudadana, aunque la ley tiene sus ventajas porque se puede acusar de “todo” a “todo” el mundo. Si alguien “te mira mal” y te sientes discriminada, le denuncias. Supongo que, si un musculitos, pura tableta de chocolate, te rechaza por no ser de su gusto, también se le puede denunciar porque “te discrimina”. Si se va a un casting de modelos y te informan educadamente de que se trata de una prueba para adolescentes y tú has cumplido el medio siglo, se denuncia porque te discriminan por la edad. Si una se quiere presentar a Miss España y la rechazan porque no cabe en el bañador, es también discriminatorio. Yo, por ejemplo, me siento “discriminada” por no ser la Preysler ni imagen de Porcelanosa y también porque, los del Hola no me quieren poner en la portada ni sacar retratado mi apartamento, por pobretón. ¿Pero es que no “merecemos” salir todos fotografiados en nuestras VPO con las piezas de diseño exclusivo de “Mercamueble”? ¿No ha salido Tamara Falcó en su exclusivo ático del Madrid de los Austrias? ¡No vean la ley! Tengo ya una lista de ciento ochenta denuncias por lo menos, todas bien motivadas, con los hechos tan bien expuestos que parece que llevo a un viejo en la barriga y luego sus fundamentos de Derecho que son una monería.

Y encima, con la ley antidiscriminación puedo sacarle unos dinerillos a la Ciudad Autónoma, porque tiene habilitadas papeleras para tirar las bolsas de los comedores de patatas fritas Lays y de gusanitos y no ha instalado ceniceros urbanos para que, los fumadores, no nos sintamos corroídos por la culpabilidad y tremendamente infelices por arrojar restos al suelo y convertirnos, automáticamente, en puros exponentes del más malvado incivismo.

Y no es que quiera denunciar al Ayuntamiento por discriminación por nada personal, es porque necesito el dinero para comprarme tabaco, es decir, para vicios, si no necesitara apoyo económico y financiación para cultivar mi adicción no les demandaría, pero, la cosa está muy mala y hay mucha crisis y aquí el que no corre vuela. La excusa moral que alego es que, la falta de instalaciones idóneas me hace sentir “muy mal” y “muy culpable” y eso me genera ansiedad y, por culpa de la ansiedad, fumo más aún, por lo que necesito muestras de solidaridad. En una palabra: si me regalan unos cartoncillos de Chester y unos mecheros de los que llevan la bandera española, yo me conformo y me doy por resarcida.

Pero ¿Pueden creerse que no encuentro ni un cenicero? A ver si ando despistada, pero, si no ando despistada es que “me están discriminando” y aquí, más de uno y más de dos se van a enterar…
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto