No era el día de los Santos
Inocentes, por lo tanto no se trataba de una “inocentada”.
Ni mi información procedía de un medio poco serio. Se
trataba de un periódico de amplia tirada nacional, muy
fiable, que en su portada nos remitía a páginas interiores,
para transmitirnos que nuestro sistema educativo, en este
año, iba a recibir serios recortes presupuestarios.
Mala noticia. Malísima. Para el presente año, 2011, nuestra
educación dispondrá de 1800 millones de euros menos. Llega,
precisamente, en un momento donde el Informe Pisa nos deja,
como viene sucediendo en situaciones pasadas, en mal lugar.
El análisis profundo de los resultados del Informe Pisa de
la OCDE 2009, da lugar a múltiples conclusiones, teniendo en
cuenta que nuestras Comunidades Autonómicas gozan de un
singular privilegio, al asumir las responsabilidades
educativas y la falta de coordinación entre ellas. Por otra
parte, nuestra inversión educativa está lejos del 7% del PIB
y por debajo de los países de la OCDE.
Con lo expuesto anteriormente, nos llega los recortes en
educación, cuando se supone que se iban a mejorar, pese a la
crisis que padecemos, siendo, además, una promesa del
Ministerio.
El total del recorte, como se ha dicho anteriormente, se
eleva a 1.800 millones de euros y serán, básicamente, los
sueldos de los profesores y el resto de los trabajadores de
la enseñanza los que más soportarán los recortes. También
afectarán, dependiendo de las Comunidades, desde el
transporte escolar a las becas universitarias, la formación
del profesorado, junto a la publicidad e incluso, la luz y
el agua.
Los presupuestos públicos destinados a la enseñanza en 2011,
por las Comunidades Autónomas, de quienes dependen más del
80% del gasto educativo, mermarán, al menos en 1600 millones
de euros, con respecto a 2010 y algo más de 1800 se incluye
la bajada del Ministerio de Educación. Pero se ha de
destacar que no en todas se produce por igual la misma
bajada de presupuesto (entre 7,9% y 6,5%), en los que más
bajan; en el extremo contrario, es decir, donde menos se
reduce el presupuesto, entre 4,7% y 4,9%.
Al Ministerio le corresponde la reducción de sueldos de un
5% para los funcionarios públicos y también para los
docentes de la privada concertada por el Gobierno Central.
Unos salarios que, en el caso de los presupuestos
educativos, se comen una buena parte: de media, sólo para la
pública, alrededor del 64%.
En tiempo de crisis, recuerdan las Comunidades y toca
apretarse el cinturón, también en un área que se ha señalado
como uno de los principales motores, precisamente para salir
de la crisis. Y en un país, además, según confirma el último
Informe Pisa, que tiene que mejorar mucho más rápido para
alcanzar los resultados de los mejores sistemas y que aún
están por debajo de la media del gasto educativo de la OCDE.
El Informe Pisa revela que en 10 años se han movido muy
pocas cosas en el Sistema Educativo en España. Quizás esa
“calma chicha” sea el peor síntoma de la mediocridad.
Un país que no aprecia el esfuerzo educativo desde el origen
del mismo, de la enseñanza, no logrará alcanzar sus
objetivosCon buenas ideas, sin llevarlas a la práctica,
tampoco. Invertir en enseñanza, en cultura, en ciencia,
sirve para atacar el núcleo duro de la crisis. Los pactos de
Estado, que entendemos imprescindibles, podrían empezar por
la enseñanza. Y lo demás, son sólo excusas, por lo tanto
dejémonos de justificaciones.
Los pilares de una sociedad de progreso sirven para
protegernos de futuras crisis. Otros países más avanzados,
hace tiempo que se dieron cuenta de ello. De modo, que
cuando esta crisis llegó, recortaron gastos de muchos
sitios, exceptuando educación, sanidad e investigación. Para
cuándo nuestros responsables se darán cuenta de estas
circunstancias.
Sin embargo, la mayoría de la administraciones han
intentando salvar de la quema, al menos en parte, a la
educación, reduciendo sus presupuestos, menos de lo que ha
hecho el global de sus cuentas generales para 2011, e
intentando, aseguran las consejerías, que los recortes no
afectan a la calidad de la educación, aumentando incluso en
algunas partidas.
Lo que sí es cierto, que si se ha conseguido mantener la
calidad de sistema educativo, a pesar de los recortes, o no,
se verá a lo largo del año. Y conviene tener en cuenta que
cuando se llega a la Presidencia de una Autonomía, se repite
hasta la saciedad que la educación es prioritaria. Después,
ya vemos los resultados.
Pero la realidad no es otra que, la poca inversión en
materia educativa es, sin duda, una de las causas en la que
coinciden todos los Sindicatos y Asociaciones. De hecho el
presupuesto de Educación (6.145 millones de euros) sigue muy
lejos de la media de OCDE, situado, como ya he citado
anteriormente, en el 7%, del gasto público. En algunas
Autonomías no se llega al 5% y, además, la inversión por
alumno varía de una autonomía a otra, y se encuentra entre
4.000 y 5.000 euros.
Es previsible, que en aquellas Autonomías donde el recorte
se acentúa más que en otras, se produzca el previsible
recorte de plantilla, de nuevas ofertas de estudios,
limitación de desdobles o de la atención a la diversidad y,
lo más preocupante, un incremento en muchos centros de la
ratio de alumnos por profesor. Todo ello en perjuicio de la
pública, por lo que se produciría una fuerte huída hacia la
privada o concertada. En suma, un grave despropósito este
inoportuno recorte en Educación.
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