Al agua. Está comprobado que realizar actividades acuáticas
aporta numerosos beneficios, además de ser un divertimento
para niños y mayores. Estos beneficios pueden comprobarse,
aún más, en los casos de niños con necesidades especiales.
De esta premisa parte el grupo de hidroterapia del AMPA del
colegio CEE. de San Antonio, que ayer retomó su programa de
actividades, después de las vacaciones de Navidad.
“La actividad acuática constituye una actividad terapéutica
y lúdica que complementa el tratamiento fisioterapéutico de
los niños con discapacidad física”, explicó el técnico
deportivo de actividades acuáticas para personas con
movilidad reducida que trabaja en dicho proyecto, Francisco
Javier Piñero Guerrero.
Las clases, en las que participan en torno a los cincuenta
niños, se retomaron ayer en horario de una a dos de la
tarde, la misma franja horaria en la que continuarán hasta
que acabe el curso en junio. Por su parte, las actividades
se desarrollarán también los domingos de 10:00 a 12:00
horas.
La hidroterapia es una rama de la hidrología que se ocupa de
las aplicaciones exteriores del agua sobre el organismo
humano con fines terapéuticos. Son actividades enfocadas a
practicar la resistencia del agua al rozamiento. A más
rapidez en el movimiento dentro del agua, o a mayor sea la
superficie que el cuerpo ofrezca en este ambiente, el
rozamiento es mayor, y, por tanto, el trabajo en el agua más
efectivo. Otro de los efectos que produce el trabajo en el
agua es el relajante o estimulante, ya que combina las
propiedades térmicas del agua con las del movimiento.
“El objetivo de esta actividad es favorecer el desarrolló
fisco y psíquico del niño mediante un trabajo de percepción
de su propio cuerpo y de sus posibilidades en el medio
acuático”, explica Piñeiro.
“La capacidad de familiarización con el medio acuático
dependerá de la posterior evolución y del desarrollo de
nuevas respuestas en diferentes ambientes”. Todo ello dará
lugar a comportamientos y manifestaciones que contribuirán a
la socialización del niño: “El descubrimiento del nuevo
espacio acuático y el contacto con el material provoca la
experimentación de nuevas sensaciones que inducen a la
formación de una unión especial niño-medio. Además, la
percepción del esquema corporal le permitirá tener mayor
confianza en sí mismo y en sus propias posibilidades de
expansión corporal en un medio tan singular, húmedo y
divertido como el agua”.
En este sentido, el programa se inicia con una valoración
del niño a tratar, que se organiza en conjunto con sus
padres. Después, se plantean unos objetivos y se fija un
plazo en el que cumplirlos. Además, el programa se diseña
atendiendo a las diferentes patologías del niño, así como a
su edad.
Por otro lado, una introducción en el medio acuático a
edades tempranas favorece el desarrollo global del niño, ya
que establece una percepción del cuerpo que hace que sea
menos pesada, más ligera y fluida, lo que facilita el
reconocimiento del esquema corporal.
En este sentido, “la función del técnico deportivo será
valorar y reforzar individualmente los procesos y
dificultades que vayan surgiendo, tranquilizando y guiando a
los acompañantes o los padres. A través de las relaciones
con los otros y del trabajo de familiarizaron, el niño
aprende y descubre hasta donde llegan sus limites motores y
sus medios de comparación con los demás”, explica Piñeiro.
“Hay que aprovechar los atractivos del agua para incitarlo a
superar esos limites, lo que le producirá una gran
satisfacción y aumentara la confianza en si mismo”,
concluye.
Estas actividades se realizan gracias al apoyo empresarial e
institucinal del Complejo Deportivo Jóse Ramón Díaz Flor, la
Ciudad Autónoma de Ceuta, la consejera de Juventud Deportes
y Nuevas Tecnologias, Kissy Chandiramani, y el Instituto
Ceutí de Deportes (ICD), que cede dichas instalaciones.
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