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OPINIÓN - JUEVES,13 DE ENERO DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Los políticos siempre están en campaña lectoral pero, indiscutiblemente, cuando aprietan el acelerador en busca de los votos necesarios para gobernar es cuando se acercan las elecciones, en esos momento no se dan ni un respiro ofreciendo todo lo que hay que ofrecer en sus programas electorales.

Hay políticos que son auténticos profesionales de la política, a los que perder su escaño le supone la más dolorosa de las perdidas de su vida. Esta clase de políticos, defienden su parcela de poder con uñas y dientes, pues fuera de la política no saben que hacer, de ahí que no tienen el menor inconveniente apuntarse al ganador aunque, con ello, traicione sus propios ideales.

Y es de todos estos, que se agarran al sillón con todas sus fuerzas, apostando por el ganador sin importarle, nade de nada, lo que el personal piense de ellos o les quiera decir, es de donde nacen los tránsfugas, algo co le que habría que acabar de una vez por todos, por el bien de la propia democracia.

Acabar con los tránsfugas es de lo más sencillo del mundo mundial. Los votantes lo hacen a una sigla y no a una persona determinada dentro de esas siglas, pues de hacerlo a personas determinadas existirían las listas abiertas.

Por tanto si se hacen a una sigla y a no apersonas determinadas, el escaño conseguido pertenece, sin lugar a duda alguna, a las siglas a las que se ha votado. Así cuando alguien quiera abandonar su escaño para irse de tránsfuga a otra siglas, sólo hay que sacar una ley, que le devuelva el escaño a las siglas a las que se ha votado y el tránsfuga se vaya a la… calle, puesto que ese voto no le corresponde. Que nadie me venga a decir que sacar esa ley no es del más sencillo del mundo mundial.

Además no se cómo alguien se puede fiar de un tránsfuga que, en cualquier momento, por las razones que sean, puede realizar la misma acción a las sigla que le han acogido. Ya decía la sabia de mí abuela aquello de “que la cabra tira al monte”. Y yo, de mi cosecha particular, añadiría y mucho más si en ese monte hay mucho “verde” del bueno.

Hay otra clase de políticos que se creen que, en verdad, son el ombligo del mundo de la política, ya que sin ellos como líderes de las formaciones políticas estas no tienen nada que hacer.

Prueba hay de que son muchos de estos “genios de la política, auténticas lumbreras” que al no serle concedido el poder liderar el partido en una lista camino de unas elecciones, se borran del partido y crean uno suyo nombrándose líder del mismo si que, por supuesto los cuatro mindundis que le acompañan les puedan discutir el liderato.

La mayoría de todas estos lumbreras de la política, sin cuyo liderazgo el partido al que pertenecían se rompe, ven como ese partido sigue sacando escaños en las lecciones, mientras el suyo, el que lidera el lumbrera de la política, pasan años y más años, y no saca ni los votos necesarios para ocupar, aunque sea él sólo, un escaño que le dé un sillón de poder.

Y eso que, en ocasiones, cómo los tránsfugas se agarran a un clavo ardiendo, pactando con quien sea, en el intento de conseguir el sillón del poder. Adiós, tú
 

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