El desorden se ha apoderado de la
frontera sur de Europa. El caos que a diario se registra en
el paso del Tarajal no es propio de un país desarrollado
como España y tampoco los ceutíes deberían cargar con un
problema que no es de Ceuta, sino nacional e internacional.
Atascos, comercio ilegal, violación de las ordenanzas
municipales, son el pan nuestro de cada día en la frontera y
sus inmediaciones. A pesar del incremento de efectivos y de
su especialización, la Policía no da abasto con semejantes
avalanchas de marroquíes que se dedican a la venta ambulante
en pleno paso o que pretenden utilizar la frontera por la
tarde en sustitución del paso del Biutz, cargados de bultos
que obstaculizan el tránsito. Es hora de poner solución a
esta vergüenza tercermundista.
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