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sociedad - JUEVES,13 DE ENERO DE 2011


La naturópata Maite Carrasco. p.g.

reportaje / MEDICINA NATURAL
 

Flores de Bach, la gran desconocida

Soluciones florales que sirven para frenar el
insomnio, actúan contra la falta de confianza, animan en casos de soledad o ayudan a combatir a desaliento; en resumen: “Remedios para equilibrar las emociones”
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento”. Maite Carrasco empieza citando a Hipócrates. Es la presidenta de la Asociación de Naturópatas de Ceuta y una convencida nata de la medicina natural. Pero antes matiza: “Tiene que quedar claro que no es sustitutiva de la tradicional, es complementaria”. Una medicina que apuesta por utilizar las materias naturales que ya conocemos en pro de una mejora en la salud. “La naturopatía no es una ciencia nueva, es lo que siempre se ha conocido como ‘los remedios de la abuela’: el tomarte una tila cuando estás nerviosa, una manzanilla porque te duele el estómago, tomillo para respirar mejor o ponerle al niño en la mesilla de noche, cuando se acuesta, una cebolla partida por la mitad para que no tosa por la noche”, explica.

Además de enseñar hábitos alimenticios y trabajar técnicas como el quiromasaje, la iridología, la reflexología o la oligoterapia, Carrasco centra su estudio en las flores de Bach, “la gran desconocida, en Ceuta y fuera de Ceuta”, anota, y añade: “Aunque eso sí, quien la conoce, ya la tiene siempre presente para utilizarla cuando le haga falta”.

Las flores de Bach consisten en 38 remedios florales descubiertos por Edward Bach. El médico consideraba que la enfermedad es “un desequilibrio emocional que se produce en el campo energético del ser vivo. Si este desequilibrio continúa por cierto tiempo sin tratamiento, se produce la enfermedad en el cuerpo físico”. Cada uno de estos remedios se divide, a su vez, en siete categorías, relativas a diversas emociones: remedios para los que sienten temor, incertidumbre, falta de interés en general, soledad, excesiva sensibilidad a influencias externas y desaliento o desesperación.

“Estas flores sirven para equilibrar emociones a las cuales siempre estamos expuestos, ya que el simple hecho de amar genera angustia”, explica Carrasco, “las emociones son las grandes olvidadas, incluso nos pueden matar”. La naturópata se refiere, por ejemplo, a los casos en los que los sentimientos negativos son más fuertes que las ganas de vivir: “Son las típicas expresiones de se murió de pena, o se apagó como una vela”.

Las flores de Bach pueden utilizarse tanto para enfermedades físicas como psicosomáticas que sean el resultado de un desequilibrio emocional que persiste a través del tiempo, debilitando el organismo y el sistema inmunitario, así como la capacidad de defenderse ante agentes patógenos.

Hay pacientes que acuden con dolencias concretas para descubrir si estas provienen de un estado anímico. Otras llegan con la intención de luchar con flores contra desequilibrios como puede ser el del sueño. Hay flores que actúan ante una situación concreta: “Es la flor del rescate o de la emergencia, logra sacarte de una situación en un momento concreto”, explica la naturópata. También hay flores que se destinan a relajar emociones concretas como la tensión o la ansiedad que puede acumularse en situaciones como, por ejemplo, la previa a un examen. De hecho, hay dos flores específicas para adolescentes en esta situación: “Una actúa contra la falta de confianza y la otra sirve para aprender de situaciones vividas”.

Una de las flores más demandadas por sus clientes es la de Walnut, la flor del cambio, que intenta controlar los nervios o inquietud provocados a raíz de algún cambio. “Es muy recomendable para las personas que se trasladan de ciudad”, matiza Carrasco.

No solo para personas

El proceso que tiene que seguir un paciente cuando acude a su consulta empieza por rellenar un formulario con 150 preguntas relativas a su situación actual, sus peculiaridades, las relaciones con su entorno y su pasado. En base a este, la naturópata elabora un perfil que pregunta al paciente si quiere que se lo lea o no, y después le aconseja un preparado de flores, que deberá tomarse diluido, normalmente, en agua o alcohol.

Después, a la naturópata le gusta hacer un seguimiento continuo de todo el proceso: “Seguir de cerca los resultados es fundamental porque las emociones varían y, por tanto, también las flores que necesita”. Además, añade: “Los procesos son muy personificados, porque unas flores pueden tapar lo que otras potencian. No puedes utilizar las mismas flores para una persona que es demasiado activa y necesita relativizar que para alguien que le hace falta ímpetu”.

No solo para las personas sirven los preparados florales. Una de sus pacientes acudió a demandar un perfil después de observar los buenos resultados que las flores de Bach, recomendadas por su veterinario, habían producido en su gata. “También son aconsejadas para las plantas”, añade Carrasco, “porque si sienten emociones también pueden serles útil”.

Maite Carrasco empezó a interesarse por este tipo de terapias tras muchos años trabajando en medicina: “Me di cuenta del porcentaje tan alto que había de personas que no encontraban lo que buscaban con la medicina natural”, explica. Y añade: “Aunque hay enfermedades que únicamente se pueden enfrentar con la tradicional”. Para concluir añade que es complicado explicar el funcionamiento de las flores, pero que podría entenderse con una metáfora: “Vivimos en un jardín al que le van cayendo muchas hojas, las de las penas, las de las decepciones... y en el que, a medida que más hojas caen, menos luz entra. Con las flores de Bach, poco a poco, se quitan las hojas para que vuelva a entrar la luz”.
 


Edward Bach, el médico que encontró una flor en su camino

“Nuestros temores, nuestras aprensiones, nuestras ansiedades y demás son los que abren la puerta a la invasión de la enfermedad”, escribió el médico Edward Bach en su libro La curación por las flores. Nacido en 1886, este médico inglés se dedicó a buscar en la naturaleza sistemas de curación. Cada vez más frustrado por los resultados que obtenía con los tratamientos ortodoxos, intento abrir su investigación a otros métodos. En 1917 sufrió una hemorragia, tras la que los médicos le anunciaron que no le quedaban más de tres meses de vida. Dejó su trabajo en el hospital y se centró en probar en su laboratorio hasta que un día una flor le marcó el camino de muchas otras. En sus teorías combina los lados espiritual y físico del individuo: “La salud es el estado de armonía  entre estos aspectos”.
 

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