L os votantes del Partido Popular atienden con auténtica
expectación el que, sin lugar a dudas será un acontecimiento
lleno de simbolismo y de esperanza: la Convención Nacional
que se celebrará en Sevilla los próximos días 21, 22 y 23.
Simbolismo porque allí “serán todos los que están” pero, por
supuesto y por razones físicas no “estarán todos los que
son” por mucho que millones de votantes ansiarían
encontrarse en esa “Convención de la Esperanza” que supone
el principio del fin de una de las épocas más funestas de la
reciente Historia de España. Funesta, siniestra y
absolutamente calamitosa.
A la vista está.
Todos la hemos padecido y hemos palpado directamente el
desmoronamiento de todo los logros alcanzados por el pueblo
español desde la Transición.
Y esta Convención nacional, aglutinadora y optimista, girará
en torno a un concepto y a una idea en la que hemos venido
insistiendo machaconamente (ahí están las hemerotecas) desde
este diario. A lo largo del último año las alusiones
directas a la necesidad imperiosa de una auténtica
“Regeneración Democrática” ha ocupado amplios espacios en
este Pueblo de Ceuta y es precisamente la “Regeneración” el
fundamento de esta Convención Popular y la “avanzadilla
periodística” de este diario no se basa en que seamos más
listos ni tampoco podemos aludir a poderes de clarividencia,
tan solo somos lógicos.
Y españoles. Y sentimos el anhelo profundo de la ciudadanía
por ese cambio, esa regeneración que llegamos a denominar
“Nueva Transición”.
Las etapas se van superando y a cada momento histórico y
social corresponde una respuesta política, ahora la
respuesta es la regeneración, porque, lo actual, no es que
esté agotado, sino que yace entre hedores de cadaverina.
Y en este encuentro de dirigentes populares, donde “estarán
los que son”, todos los cargos electos, Ceuta, ganadora
absoluta en las encuestas y en los sondeos nacionales,
acudirá con una nutrida representación y allí no habrán ni
“figurones” ni “figurantes” sino el exponente de un sólido
equipo humano cuya operatividad está más que demostrada y
que ha merecido la admiración y el respeto por los “deberes
hechos” ante la plana mayor de Génova 13, es decir, ante los
de Madriz con zeta.
Nos consta que el equipo ceutí que representará a la ciudad
y que ya bosqueja habilidosamente las próximas elecciones
municipales y autonómicas, demostrará su compromiso y su
vocación de permanencia en esta ciudad, porque, en los
corrillos de calle Génova y en la emblemática cafetería
Riofrío junto a la Audiencia Nacional, se dice, se cuenta,
se rumorea, sobre cantos de sirena de cara a las elecciones
generales, con respecto a Vivas y a sus hombres. Sabido es
que, de cara a la futura formación de Gobierno que, si Dios
quiere y confiamos que quiera, se adelantará en un año,
Rajoy y su gente tienen un hábil criterio y tratan de
aprovechar el prestigio ganado y el tirón popular de cada
político.
Pero nuestro Presidente se queda en Ceuta y representando
nuestra realidad comparecerá en esa Convención de la
Regeneración, de la esperanza, del principio del fín de una
era infausta.
Regeneración de una realidad democrática gravemente dañada,
donde el pueblo desconfía y recela de los gobernantes, donde
las instituciones han llegado a provocar rechazo, donde los
grandes logros se concretan en legislar sobre sandeces para
enervar aún más a la ciudadanía y que, en su irritación se
despisten momentáneamente de los temas cruciales.
Regeneración y exigencia de adelanto electoral, un breve
periodo más en esta caída libre y seremos Grecia II y
padeceremos la ignominia de que tengan que venir a
“rescatarnos”. ¡Que fracaso tan vergonzoso!
Pero en la Convención, nos consta que aparecerán las claves
y con la Regeneración volveremos a ser nosotros.
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