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OPINIÓN - MARTES, 11 DE ENERO DE 2011

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

El casco asturiano
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Hay que tener agallas o, de otra manera, asumir los gestos de cierto personaje con manías de grandeza que nos “guió” durante 40 años en un sentido demasiado patriótico para sí mismo.

Querer participar en política, cuando se tiene madera para ello, no significa estar sometido a los designios de una o varias personas sin contar para nada con su propia decisión.

Viene a cuento esto por el escándalo del político asturiano Francisco Álvarez-Cascos, ex vicepresidente del Gobierno, cuando Aznar, ex secretario general del PP y aspirante a ser presidente de su comunidad autónoma natal.

Ignoro si en los estatutos del PP existe algo que valide esa decisión de dejar de lado a un político que lo ha dado todo por su partido en más de 30 años, pero de lo que sí estoy seguro es que ese partido, el PP, es todo menos democrático. O sea que es una larga extensión de aquel nefasto régimen dirigido por quién hago mención en el primer párrafo de ésta opinión.

Si la decisión de apartar a Francisco Álvarez-Cascos hubiera sido a través de unas elecciones primarias, otra cosa cantaría en los medios de comunicación e información.

Aparte de las maneras dictatoriales presentes en el PP, el cinismo es el grano más gordo que tiene en la cara este partido que cambia de siglas para adaptarse mejor el disfraz de partido demócrata.

Expresar en ruedas de prensa “que lamenta profundamente la decisión voluntaria del ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, de abandonar el Partido Popular…”, tiene una carga de cinismo tremendamente aclaratoria.

Casi un centenar de bajas debe aguantar Rajoy en su partido y con su ya conocido método: “dejar que los acontecimientos se pudran sin pronunciarse hasta que el protagonista se rinda”, vendrá a jugarle otra malísima pasada. Al tiempo.

La raíz de todo ello radica en la ya conocida hipocresía del líder pepero, como gallego que es al igual que Fraga, al no cortar las aspiraciones de Álvarez-Cascos en sus dos entrevistas donde salieron a relucir las aspiraciones del asturiano hace casi un año.

Aunque creo que ha realizado un plan estratégico, sabiendo de antemano el final, añ objeto de no dar oportunidad a Álvarez-Cascos para que funde un nuevo partido en tan corto espacio de tiempo como es el que queda hasta las próximas elecciones autonómicas asturianas. ¿Listo el tío?

He mencionado a Manuel Fraga Iribarne, éste señor considera que es lamentable la actitud del asturiano sin parar mientes en su más que lamentabilísima actitud de querer ser encerrado en el faraónico proyecto que están realizando en Santiago de Compostela por decisión suya.

Tira que te tira, el régimen sigue presente en el espíritu de estos dirigentes peperos: el Valle de los Caídos, con su gigantesca cruz, tiene seguidores dentro de las filas peperas. Si contamos con la enorme Ciudad de las Ciencias valenciana, a la que se le ha añadido una pista de F-1; el ahora en construcción macro proyecto de Santiago de Compostela; la ciudad olímpica fracasada de Madrid; el edificio mastodóntico y horrible de cierto arquitecto portugués en pleno corazón de Ceuta…, paremos de contar, que con esto ya tenemos suficiente.

Eso de que los peperos ataquen cotidianamente al Gobierno actual culpándolo de todos los males que la crisis ha traído a los ciudadanos de éste país, al menos a los trabajadores, no es más que una triquiñuela para hacernos creer que somos idiotas de campeonato.

Creo, sinceramente, que el líder pepero, Mariano Rajoy, no tiene madera de ser presidente del Gobierno; porque en cuanto tenga problemas se esconderá como ha venido haciéndolo hasta ahora y para eso es mejor que siga en la oposición otra temporada más. Lo suyo es seguir sentado cómodamente en un sillón fumando puros y viendo trabajar a los demás.

La costumbre de Rajoy, de dejar que las cosas se arreglen por sí solas, me da un extraño presentimiento de inseguridad.

Y yo con éstos pelos…
 

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