Veo en la edición del Pueblo de
Ceuta, del pasado domingo, día 9 de enero, la ordenanza
sobre el buen uso de los espacios públicos.
Y me agrada que se haya cogido “el toro por los cuernos” y
no se hagan concesiones, de ningún tipo, a nada que rompa la
armonía y el buen orden de las ciudades.
Creo que de llevarlo a cabo, con total rigidez, estamos ante
una actuación valiente y que será aplaudida por quienes
prefieren vivir en orden, antes que estar sometidos a las
incoherencias de la “poca vergüenza”.
“Hacer botellón y desguazar coches en la calle se va a
sancionar hasta con 3000€”. Me parece totalmente acertado y
con ello se está defendiendo lo público, lo que nos
pertenece a todos y, también, lo privado, por cuanto más de
un vehículo que podría “ser cambiado de sitio o de forma” va
a poder quedarse tal y como esté allá donde se encuentre.
Es algo, muy especialmente lo del botellón, que tiene sus
orígenes ya cercanos a los 25 años y que va en aumento,
porque “la movida” propugnada por el profesor Tierno Galván
era algo muy interesante en el diseño, en un despacho, pero
las consecuencias que ha traído, al ponerlo en práctica, en
plena calle, no han pasado de ser perniciosas, de momento, y
creo que podrán llegar a más.
El botellón ha sido el acicate de parte de los jóvenes y
menos jóvenes, para arroparse en la bebida sin control, y
luego, después, con tres, cuatro o nueve copas de más, al no
estar “en sus cabales” se trata de hacer “el más difícil
todavía” con todo lo que se van encontrando en la vía
pública.
Por desgracia, especialmente, porque se valoran más los
votos que el orden en la sociedad, no han sido muchos, se
pueden contar con los dedos de la mano y sobran dedos, los
ayuntamientos que se han plantado, frente al botellón, y así
va a todos.
Y no pretendemos que en esto, o en alguna otra faceta, sea
Ceuta la que marque el paso, pero que se haya decidido a dar
una ordenanza de este tipo, ya de antemano, está poniendo de
manifiesto que aquí se protege lo que es de todos y que no
se va a tolerar ningún tipo de desmanes que rompan el buen
sentido de la sociedad y su convivencia.
Y como las cosas no se pueden dejar, a medias, la nueva
norma para atajar acciones incívicas, también, prohíbe las
acampadas ilegales, los destrozos de muebles e inmuebles y
los daños en los parques y en los autobuses.
Es lo que hay, que diría algún castizo, y eso, para poderse
llevar a cabo, tiene que estar respaldado por la ciudadanía,
de otra forma, no se podrá llegar a nada.
Así pues, los vecinos podrán denunciar, y como ya sabemos
las actuaciones de los desalmados, cuando salen a la luz sus
fechorías, aquellos vecinos que denuncien hechos claros y
concretos van a tener garantizado el anonimato, con lo que
se podrá actuar con cierta seguridad de no sufrir, a la
contra, las consecuencias por parte de quienes no saben
guardar lo público, y odian a quienes quieren guardarlo.
Es un primer paso, desde la Consejería de Medio Ambiente,
paso que secundamos y aplaudimos, desde aquí y apoyaremos en
todo lo que nosotros podamos.
Y es que, por muy progre que uno pretenda ser, no se puede
dejar de lado la sana convivencia de las personas.
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