Sse llama Suleiman y es un inmigrante natural de Guinea que
se encuentra recogido en el CETI. Ha llegado de su país con
la ilusión de encontrar en Europa un mundo mejor para él y
su familia y, mientras tanto, hace vida en Ceuta de la mejor
manera posible.
A Suleiman le encontramos ayer pescando con un pequeño sedal
enrollado en un corcho en las inmediaciones de Cañonero
Dato, en el tramo que va desde ‘Pepe Caballa’ hasta la
primera gasolinera. Allí se “buscó la vida” entre los
locales de la zona para conseguir un poco de pan que lanzar
al mar para atraer a los pequeños peces de la zona donde
atraca la Cruz Roja del Mar. Con cierto oficio, lanza al
aire su modesto aparejo hasta que pasados quince minutos
consigue que un pequeño pez muerda el anzuelo. Era el
segundo de la mañana. Al preguntarle qué iba a hacer con los
peces, respondía que pensaba cocinarlos en compañía de otros
residentes del Centro de Acogida en la zona arbolada de las
inmediaciones del CETI.
Con una sonrisa y queriendo dar por terminada su
conversación, Suleiman responde que suele pescar allí de
manera “alternativa”. También trata de sacar unas monedas
ayudando a aparcar los coches que entran en la zona.
Se da la circunstancia que el país de Suleiman, Guinea,
tiene uno de los mejores bancos de pesca de la costa Este
Africana. Tal es así que entre la Comunidad Europea y la
República de Guinea existe un acuerdo para faenar en sus
costas que fue firmado el 1 de enero de 2009 y se encuentra
en vigor hasta el 31 de diciembre del año que viene. Gracias
a Guinea, 40 barcos españoles, franceses e italianos pueden
pescar dentro de sus aguas territoriales, con la salvedad de
que España es la más beneficiada con licencia para 23
barcos.
Las cantidades económicas del acuerdo entre Europa y Guinea
son cifras importantes que rondan el millón de euros.
También es interés de Europa, y así se recoge en un
documento oficial, que la República de Guinea pueda
“reforzar el sistema de seguimiento, control y vigilancia en
las zonas de pesca guineanas para que pueda dotarse de un
sistema de vigilancia por satélite el 30 de junio (de 2010)
a más tardar”.
Está claro que es más rentable a los europeos ir a pescar a
Guinea que a los guineanos venir a pescar a Europa, o a
Ceuta en este caso. Las capturas no son proporcionales ni en
cantidad ni tamaño y, por supuesto, los satélites europeos
no pasan por la ciudad para que los guineanos puedan
focalizar sus zonas de pesca.
Dentro de los dramas de la inmigración también hay
situaciones paradógicas que pueden llegar a ser tan
perversas como la de un guineano pescando en Ceuta con un
sedal y pequeñas migas de pan como cebo.
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