No solo la comida caduca. Tampoco es propiedad exclusiva de
medicamentos o de documentos oficiales, como el DNI. También
la publicidad, en sus múltiples variantes, caduca.
Así puede comprobarse en los numerosos carteles
publicitarios que se reparten por la ciudad. Conciertos,
obras de teatro o romerías. Todo está pasado de fecha.
Quizás sea de diciembre, de noviembre... o hasta puede que
sea del pasado junio. Normalmente, eso sí, son de
actividades ocurridas durante el año que acaba de concluir.
Los ceutíes están acostumbrados a ver día tras día los
anuncios que empapelan su ciudad, conviven con ellos, tal
como hacen con las más de treinta estatuas que decoran
Ceuta. El problema se le plantea al novato visitante. Si un
turista va paseándose por la calle Real y, de pronto, le
llama la atención una hilera de carteles que anuncian el
concierto en ‘La sala’ de ‘El niño de la hipoteca’, que no
se emocione. Cuando se acerque podrá comprobar que el
concierto fue el pasado diciembre.
No es exclusiva de conciertos. Ni siquiera de la vía
pública. Muchos comercios publicitan en sus puertas romerías
que sucedieron en octubre, o en verano. Aunque, quizás, en
este caso, el cartel sea un recuerdo devoto.
No se podría decir lo mismo de la fachada del Ayuntamiento:
el ‘Ballet LSMS’, a fecha del 11 de diciembre; la ‘Fiesta de
Navidad para mayores’, la ‘11º Marcha senderista Fin de Año’
y el ‘XIII Concurso de platos salados y dulces navideños’,
de los días 14 y 15, 26 y 13 de diciembre, respectivamente.
Bueno, no hace tanto. Pero el múltiple cartel se cierra con
la ‘Semana de la juventud’, del 5 al 10 e julio. No sabemos
si los carteles seguirán ahí cuando los jóvenes que
participaron estén convertidos en hombres de provecho.
Ejemplos de caducidad hay muchos. Solo hay que buscarlos. La
razón parece sencilla. Los carteles solo se reemplazan con
nuevos carteles que publiciten una amplia gama de nuevas
actividades culturales en la ciudad.
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