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OPINIÓN - SÁBADO, 8 DE ENERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Alí puede perder dos diputados
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los sondeos políticos, en algunos países, y sobre todo en España, son los que despiertan mayor interés. Y, en especial, los sondeos electorales. Lo que, en cierto modo, es comprensible, pues son los únicos cuyos datos pueden contrastarse con la realidad. Porque, una vez celebradas las elecciones, los resultados electorales ponen de manifiesto el acierto o el error de las previsiones de los sondeos.

Es verdad que los sondeos políticos son también los más polémicos. Generan debates encendidos entre políticos o comentaristas que suelen poner en tela de juicio la validez y fiabilidad de las encuestas, siempre y cuando las opiniones de los ciudadanos o las intenciones de votos que expresan no coinciden con sus ideas o sus esperanzas. Y, desde luego, porque consideran que los resultados del sondeo y su propalación pueden, sin duda alguna, perjudicarles o favorecer a sus adversarios.

La última encuesta que ha publicado ‘El Mundo’, encargada a ‘Sigma Dos’, ha vuelto a dejar patente que el ejercicio del poder, durante diez años, más que desgastar a Juan Vivas, como suele ocurrir normalmente, lo que ha propiciado es que la popularidad del alcalde haya aumentado. Y ante este hecho, tan descorazonador para los líderes de otros partidos, no les cabe a éstos más que paciencia y barajar. Resignación en todos los sentidos. Aunque me consta que sufren en silencio semejante desventura política. Ahí es nada saber que Vivas ganará nuevamente las elecciones por mayoría absoluta. Y puede que aumentando sus escaños.

Mohamed Alí es quien está padeciendo más esa situación desgraciada. Pues no en vano es jefe de la oposición y gozaba, hasta no ha mucho, de cierto prestigio y despertaba incluso interés entre quienes no le votan. Mohamed Alí debutó con éxito en la política activa. Mejor dicho: con mucho éxito. Y hubo un momento en el cual comenzó a gustarse como orador. Yo recuerdo que hace ya bastantes meses, en un pleno, destaqué la actuación de Alí debatiendo y no tuve el menor inconveniente en decirle a Fatima Hamed, durante un descanso de la sesión plenaria, que el líder de su partido lo estaba haciendo cada vez mejor.

Pero Alí no entendió que en política, lo verdaderamente importante cabe en la punta de una servilleta (Iñaki Anasagasti). Y creyó que estaba llamado para alcanzar metas superiores. Como si obtener cuatro diputados, en Ceuta, hubiera sido moco de pavo. Y comenzó a perder el sentido de la realidad. Quizá alentado por terceras personas que, indudablemente, debieron avizorar en él debilidades que, bien explotadas, podrían conducirle a la ruina en las urnas. Y de ahí nació la alianza con un perdedor nato: Juan Luis Aróstegui.

Me consta, porque así me lo ha comunicado alguien muy cercano al líder de la UDCE, que éste anda mustio. Con gesto ceñudo. Cierto es que Alí nunca ha sido la alegría de la huerta. Pero tampoco ha vivido como lo viene haciendo ahora: entre enormes dudas, por haberse unido al PSPC; dudas que se van reflejando en su carácter. Da la impresión de que está siempre enfadado con el mundo.

Y sus declaraciones, cuando le han preguntado sobre la encuesta en la que se vaticina que Vivas será el triunfador absoluto y que él, MA, puede perder dos diputados, son conformistas y tópicas… Pero sus palabras dejan entrever la amargura de quien sabe que su pacto con Aróstegui puede pagarlo muy caro. Pero no reacciona.
 

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