Han pasado todas las fiestas y
volvemos a la normalidad de cada día. Atrás han quedado los
gastos extraordinarios que hemos tenido que realizar con la
celebración de Navidad, Año Nuevo y los Reyes Magos, que han
dejado a nuestra maltrecha economía más seca que un “volaó”
con poniente fuerte.
Volvemos a la triste realidad al comprobar cómo, este año de
gracia que acaba de nacer, somos mucho más pobres que el año
anterior, por culpa de la subida de la luz, el gas, los
transportes públicos y los artículos de la manduca. Y eso
que dicen que con las cosas de comer no se juega.
Con la congelación de los salarios, las pensiones, más la
minima subida del salario base, no cabe duda alguna que
nuestro poder adquisitivo es cada vez menor. Y a menor pode
adquisitivo, más la subida de los artículos, artífices de
esa perdidas de poder adquisitivo, menos consumo y, por
tanto más miseria. O seda que, cada vez, vamos pareciéndonos
más a los cangrejos con su paso hacia atrás.
Lógicamente, para aquellos que tienen unos buenos salarios y
para las granes fortunas esas subidas no van a tener ninguna
repercusión en su modo de vida. Y todos ellos serán los que
digan que somos un país progresista cuando, realmente, esto
tiene de progresismo lo que el menda de obispo de
Constantinopla.
No les culpo de presumir de progresistas, por la sencilla
razón de que no tienen ni la más remota idea de lo que es y
significa el verbo progresar.
Con estos progresistas de pacotilla así nos va la vida, cada
día más pobre y con menos dinero, en los bolsillos que
quienes se están duchando. Qué entenderán estos que presumen
de progresistas, lo qué es progresar. Igual entienden que
progresar es volver a los tiempos de María castañas, viendo
a mí madre coser alumbrándose con un quinqué o un par de
velas. Que, por cierto, debería ser muy bueno y progresista
para la vista, porque aquellas mujeres, sólo necesitaron
gafas a avanzada edad.
De acuerdo que hay que llevar a cabo reformas que van ser
dolorosas para el bolsillo de los españoles, para intentar
con ellas salir de la crisis que estamos padeciendo pero, al
menos, no nos quieran tomar el pelo diciendo que estas
reformas son progresistas. Hombre, somos tontos, pero no
tontos de chuparnos el dedo con balcón a la calle, terraza
con barbacoa y hasta una piscina con agua caliente en la
terraza,
Ya hemos dicho, anteriormente, que esa reformas son
necesarias aunque nos cueste Dios y ayuda pero, al mismo
tiempo, pedimos que esas reformas y esos sacrificios que se
nos piden a todos los españoles, los tengamos que realizar
siempre los mismos, los que menos tenemos funcionarios,
autónomos y pensionistas. Porque me gustaría que alguien me
dijese cuál es el sacrificio que están haciendo las grandes
fortunas de este país. Simplemente para enterarme.
Acabar con la clase media que es la que verdaderamente
consume y la que acorta la diferencia entre ricos y pobras
es, simple y llanamente, llevar a un país a la ruina. ¿O no?
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