El Parque de Juan Carlos I, popularmente conocido como los
llanos de la Marina, amaneció ayer con más de un centenar de
niños ceutíes estrenando los regalos que los Reyes Magos
dejaron en sus hogares durante la noche anterior. Bicicletas
de impolutas llantas iban y venían, padres y niños jugaban
mientras coches teledirigidos se adentraban en la pista y
derrapaban en la arena de la zona de columpios.
La escena era la típica de la mañana del seis de enero,
cuando tras la resaca de las fiestas navideñas los jóvenes
de Ceuta salen a la calle a presumir de regalos con sus
amigos.
Miguel Ángel, de doce años de edad, esquiva obstáculos a
lomos de su bicicleta de montaña nueva, una Borisan plateada
de 21 velocidades. “Los regalos que me han traido los Reyes
me han encantado un montón”, expresa enérgicamente. Aunque
ya esperaba que Sus Majestades le trajeran una pistola
electrónica y el juego de ‘Mario Bros’ para la consola
Nintendo Wii -con los que jugará por la tarde-, la bici le
pilló completamente por sorpresa, ya que este regalo no lo
había pedido en la carta. “El niño ha traido muy buenas
notas este año”, comentó orgulloso su padre, “por eso
merecía algo más”.
La pequeña Alba, de diez años, optó por seguir con la tónica
de los videojuegos portátiles y pidió una Nintendo DS,
además de la muñeca Bratz, “que es muy moderna, con la
cabeza y los labios muy grandes”, añadió. Alba nos muestra
el funcionamiento de la videoconsola Nintendo DS, con la que
jugaba en el parque de ocio ceutí mientras caían sobre ella
los rayos de un Sol de mediodía primaveral, con una
temperatura media de 18 grados. “Tengo un juego que es como
un tamagochi con un perrito”, explica la joven caballa,
mientras da órdenas al can virtual que aparece en la
pantalla de su videojuego. “Sólo tengo que darle de comer y
acariciarlo”, apunta, y el perrito hace el resto, tumbándose
en el suelo y sacando la lengua para saludar.
Adriel, de seis años y hermano pequeño de Alba, monta una
magnífica moto eléctrica de la marca Feber, adaptada para su
edad. Ante el aluvión de regalos que llegaron a casa de
Adriel y Alba, el padre de ambos, que se llama Francisco
Jesús, se justifica: “Yo deseaba dar a mis niños todo lo que
ellos querían, porque a nosotros -los mayores- también nos
gustaba que nos regalaran cosas en Reyes, si es que se
podía”. “Espero que vosotros también hayáis recibido
vuestros regalos de Reyes”, deseó a los trabajadores de este
medio mientras se despedía volviendo a la lectura del
periódico.
Sentados en un banco y cerca de las canchas de baloncesto
charlan animadamente los padres de Cristian, de tres años y
medio, que nos cuentan lo que le han regalado a su retoño en
el día de ayer: “una moto eléctrica, dos muñecos animados de
Spiderman y Superman, una película del ratón Mickey y un
ordenador de números y letras”. Este último presente fue una
elección muy acertada, ya que mezcla la diversión que
siempre ofrece un juego lúdico, a la vez que potencia el
adiestramiento del niño “para que vaya aprendiendo un
poquito antes de llegar al colegio”. José y Marta, que así
se llaman los padres de Cristian, son un matrimonio joven de
poco más de treinta años y también lucen sus regalos de
Reyes en este soleado día: él le regaló a ella un preciado
anillo de oro y “unas botas de salir”, mientras que ella
vistió a su marido con “unos bonitos pantalones y mucha ropa
más ”.
Daniela, de un año y medio aproximadamente, anda sus
primeros pasos bajo la atenta mirada de su madre, Marí Luz.
“Ella va a necesitar otro dormitorio nueva para meter todos
los juguetes que le hemos regalado”, expresa su mamá. Una
moto eléctrica, el “chandal rosa calentito” que luce
Daniela, “unos tenis”, un pupitre de colegial con juegos
didácticos parecido al que tiene en su guardería, “un
carrito de bebé con la muñeca que llora”, un perchero de
peluche para que cuelgue el abrigo, bolsas repletas de
caramelos y golosinas, un teléfono de juguete y un largo
etcétera que hace pensar que para sus abuelos y padres, la
joven Daniela es el primer bebé que ha llegado a la familia.
“Esta es la primera Navidad de la que tiene constancia la
chiqui, porque el año pasado apenas llegaba al año de edad”,
sentenció Mari Luz mientras seguía de cerca los pasos que
daba su retoño.
Dos bicicletas, una Play Station 3, una televisión de
plasma, un billar y una videoconsola portátil PSP son los
regalos que compartirán los hermanos Juanjo y Fran, de 13 y
seis años respectivamente. El pequeño Fran comenta que le
gusta mucho la consola PSP, de Sony, porque “me la puedo
llevar a la calle y jugar con mis amigos” y como videojuego
de salón dice que “ya tengo la Play 3 de mi hermano, que se
la cojeré cuando él no esté”, agrega con cara de pícaro.
A sus cinco años, las gemelas Rocío y Estefanía son unas
expertas del patinaje, viendo la precisión con la que
realizan piruetas y frenan en seco ante nuestra presencia.
“Los Reyes nos han traído estos patines”, expresan al
unísono las dos hermanas, que añaden entre las dádivas de
Sus Majestades los Reyes de Oriente un muñeco Nenuco para
cada una. Y esta linda pareja no juega sola, ya que les
acompaña Irene, de cinco años y cándida mirada, que se mueve
a lomos de una bicicleta rosa con cesta y adornos de
colores. “También le han regalado un patinete con volante”,
comenta Antonio, el padre de Irene, que vigila a las tres
colegialas mientras en el reloj está a punto de dar la hora
de la comida. “Además una pizarra muy grande, también le han
traído una bañera para los muñecos”, agrega Antonio
satisfecho, pensando que a este paso, será necesario
habilitar una nueva habitación en la casa “para meter tantos
juguetes”.
Curro, el primogénito de Antonio que ya cuenta con diez
años, se encontró “cerca del portal de Belén del salón” la
bicicleta con la que echa una carrera con sus amigos del
cole. Su padre comenta que “también ha recibido un ordenador
que ya maneja mejor que yo”. Y es que esta nueva generación
cuenta con la ventaja de haber nacido en plena efervescencia
de las nuevas tecnologías de la información, luego parecen
estar preparados desde el útero para dominar tanto
ordenadores personales, como videojuegos y teléfonos móviles
sin el adiestramiento previo que necesitan sus padres. “Por
último”, añade
Antonio en la lista de su hijo Curro, “le han traido un
Pressing Catch”, refiriéndose al cuadrilátero a escala
reducida que emula una modalidad de lucha libre que se emite
en la televisión durante la sobremesa. La descripción que
hace Antonio de este juego es tan gráfica y detallada que
podemos pensar que pasa las tardes ociosas jugando con su
crío en esta particular forma de entretenimiento. Tras una
mirada cómplice, confiesa: “Si, es cierto. Yo juego con el
niño al Pressing Catch y nos divertimos muchísimo”.
Abandonamos los llanos de la Marina con la satisfacción de
ver felices a los pequeños de la Ciudad de Ceuta con sus
nuevos juguetes, con un día más para disfrutar de sus
regalos por que hoy viernes es festivo. Un día más en que
las risas infantiles ganarán en decibelios a los motores de
los coches.
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