A estas horas seguro que todos
tendrán en su poder, pequeños y mayores, lo que le hayan
traído de regalo los Reyes Magos y, naturalmente, estarán
disfrutando de esos regalos.
Una tradición esta de los Reyes Magos que debemos mantener,
anteponiéndola a cualquier otra tradición de otros países.,
como el tan traído y llevado Papa Noel, que es ese señor que
subido en un reno viene volando y se cuela en los domicilios
por la chimenea.
Que puesto a copiar tradiciones de los americanos de
América, deberíamos copiar algo más importante y que, por
cierto, nos iría de maravilla.
Supongamos, que no es mucho suponer que, en vez de copiar lo
de Papa Noel y el asunto de la comida basura que está
haciendo que los niños españoles sean cada vez más obesos,
copiamos su orgullo de sentirse americanos. Porque el
americano puede haber nacido en Texas, Oregón o Nueva York
pero, por encima de todo, siente el orgullo de ser y
sentirse americano por todos los poros de su cuerpo.
Eso si que sería una copia extraordinaria en estos momentos,
en los que existen todos esos mindundis, politiquillos de
medio pelo que quieren separarse de España, y se sienten más
de su pueblo que españoles, porque no de sus países, pues
como países o naciones no existen más que en la mentalidad
de estos personajillos del tres al cuarto. Ya lo dijo Duran
y Lleida “como nación no nos aceptaría la UE”.
Bueno, volvamos a lo nuestro, a nuestra tradición de los
Reyes Magos, que como todas las tradiciones debemos seguir
manteniendo contra viento marea, si queremos mantener
nuestra propia identidad.
Me imagino la ilusión con la que se habrán levantado
pequeños y mayores, deseosos de conocer qué le han traído
como regalo los Reyes Magos.
Una ilusión que todos seguimos manteniendo a pesar del paso
del tiempo, y que siempre llevaremos en nuestra alma de niño
porque, al fin de cuenta, todos los que ya hemos cumplido
años ese día, aunque sea sólo por uso instantes, volvemos a
sentirnos niños, disfrutando como tales con los regalos que
nos hayan traído aunque esos regalos sean, año tras años,
corbata, camisas o un chaquetón para el inverno. Todo es
valido, aunque se repetido, para mantener viva nuestra
ilusión.
Y qué contar de esos niños, que con esa ilusión se acuestan
la noche anterior sin poder coger el sueño, sólo dándole
vueltas a la cabeza, pensando que los Reyes Magos, les van a
traer lo que ellos les han pedido en sus cartas.
Esa noche anterior, esa ilusión y el despertar por la
mañana, más temprano que nunca, corre hacia el salón para
ver los regalos, no hay nada en el mundo que esos momentos
de ilusión de la grey infantil.
Con la esperanza puesta que le hayan traído todo cuanto han
pedido en sus cartas y disfruten de ello, me voy a jugar con
mí coche pulga, mirando como da vueltas y más vueltas a una
velocidad increíble. Antes, por supuesto me he colocado mis
calcetines nuevos.
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