El pasado domingo entró en vigor la nueva ley antitabaco que
impide fumar en todo espacio de uso colectivo, como bares,
restaurantes y aeropuertos. Tampoco se puede fumar en todo
el recinto de los hospitales y centros sanitarios, aunque
estén al aire libre. Y, como proteger a los niños del humo
del tabaco es uno de los argumentos fundamentales para
justificar esta medida, está prohibido también fumar en los
parques infantiles, así como emitir imágenes en televisión
relacionadas con el tabaco. Por todo ello, ya la catalogan
como una de las leyes, o la que más, estricta de toda
Europa.
El café y el cigarro ya no irán de la mano. Al menos fuera
del hogar de cada uno. Tampoco la cerveza vendrá con humo.
En los bares españoles ya no se fuma, siendo sólo las
terrazas las únicas que ven con buenos ojos a los fumadores
que, en estos días, más que nunca se sienten “perseguidos”.
Más aún cuando ayer la ministra de Sanidad, Política Social
e Igualdad, Leire Pajín, animaba a los españoles a denunciar
a quienes incumplan la ley. De hecho, la Federación de
Asociaciones de Consumidores y Usuarios en Acción, FACUA, ha
recibido ya más de 700 denuncias, la mayoría de Andalucía.
En Melilla, en cambio, lejos de la poca fe que había en
general entre los ciudadanos, se está cumpliendo. Cuando
entró el domingo a las 00.00 horas, en los locales del
Puerto Noray, excluyendo las terrazas, los camareros
recordaban la entrada en vigor de la nueva ley. Es, desde
luego, donde más notaremos el cambio, en los locales de
ocio. El presidente de la Asociación de Hosteleros,
Abdeselam Mohamed, no puede saber a estas alturas si esta
ley perjudicará a los empresarios en gran medida. Lo que sí
ha notado en estos dos días es que la gente se toma el café
más rápido y las sobremesas son más cortas o que deciden
directamente irse a la terraza. Es por ello que tras las
fiestas, los cien empresarios asociados acercarán posturas y
pedirán una reunión con el consejero de Medio Ambiente,
Ramón Gavilán, y con el presidente de la Ciudad Autónoma,
Juan José Imbroda, para hablar sobre la ampliación de las
terrazas, esperando que “no nos pongan muchos
inconvenientes”. De todas formas, Mohamed entiende que esta
ley “la deberían haber hecho desde un primer momento”, antes
de que algunos empresarios invirtieran en la separación de
zonas para fumadores y no fumadores. Por suerte en Melilla
no fueron muchos.
Salón de juegos
El tabaco también estaba bastante presente en los salones de
juegos, donde “la gente suele fumar bastante”, nos contó el
encargado del local situado en la calle General Polavieja,
por lo que “la clientela está fastidiada”. Claro que “es
cuestión de amoldarse”. De cualquier forma, José Gómez cree
que “al fumador lo estamos discriminando”, asegurando que
“somos los suficientemente educados y comprensivos para si
tú me dices que te molesta, yo lo apago o me voy fuera, no
hay problema”, siendo “los peores los ex fumadores”. Pero,
¿quién no ha escuchado eso de “mi libertad acaba donde
comienza la tuya”?
Estanco
Hablando de libertades, Antonio Hidalgo define a España como
“el país de las libertades”, por lo que no entiende que “se
esté prohibiendo todo”. Su postura es clara y entendible,
teniendo en cuenta que tiene un estanco, “lo veo bastante
mal”, insistió, viendo una contradicción la forma de actuar
del Gobierno de la nación, pues “por un lado suben el tabaco
y por otro lo prohíben”.
La recaudación fiscal en concepto de impuestos indirectos
sobre el tabaco ascendió a 9.266 millones de euros en 2008.
En el año 2009 fueron 12.536 millones de euros los
recaudados y hasta el mes de octubre pasado eran 10.811
millones de euros los recaudados en 2010 por el Estado a
causa del tabaco. Ante esto, Mari Ángeles, a quien
encontramos en una terraza fumando, se pregunta: “si es tan
malo, ¿por qué no lo quitan del todo?, porque da mucho
dinero al Estado”.
En los bares, las sobremesas serán más cortas. Pero, ¿cómo
afectará a los hoteles melillenses? Gabriel Sánchez,
director del Melilla Puerto entiende que no debe haber
problemas “si todos jugamos las mismas cartas y nadie hace
trampas”, lo que no cree que ocurra porque las multas van
desde los 30 hasta los 600.000 euros. En cuanto a las
habitaciones, en el hotel Melilla Puerto, como marca la ley,
el 30 por ciento están destinadas a fumadores. En el hotel
Rusadir, disponen para ellos de una de las cuatro plantas.
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