Ulrich Sester es un ciudadano alemán pegado a un enorme
telescopio que ayer se encontraba junto a la playa de
Benítez preparado para ver las estrellas en el firmamento,
la Luna o los comercios de Gibraltar si así lo desease con
su potente teleobjetivo. Pero Ulrich ha descubierto Ceuta
porque no se enteró de que Europa se acababa en la frontera
del Tarajal, y que si quería pasar a Marruecos debía tener
un pasaporte. Cuando mostró su documento nacional de
identidad alemán a los ‘mehanis’ estos le dieron la vuelta.
Ulrich salió de Frankfurt hace varios días en medio de un
temporal de nieve y frio con la intención de ver la Luna
desde Casablanca en el final de su destino. Así, varias
jornadas después, se encontró con los Pirineos y los
atravesó por donde más le convenía, que vino a ser a la
altura de Zaragoza. Dispuesto a alejarse de las rutas
convencionales que le llevasen por Madrid o Valencia, cruzó
Castilla la Mancha, Córdoba y llegó hasta la localidad de
Álora, “cerca de Marbella”, donde conoció los tópicos
españoles de fiesta alegría y botellón que le han marcado su
futuro hasta el extremo de que está dispuesto a comprarse
una casa “pequeña” en la costa de Málaga porque ya no
aguanta el tiempo germano, especialmente el invierno. De
aquella fiesta conserva varias tarjetas y las muestra con un
puntito de orgullo y picardía. A Ulrich ya no le importa que
los mehanis de Marruecos le hicieran dar la vuelta porque ha
descubierto que se ve mejor la Luna desde el Hacho y las
playas ceutíes son tan accesibles como “hermosas”. Lleva
encantado tres días en Ceuta y disfruta de la ciudad con su
vehículo, que tiene preparado para estar alojado en él con
ciertas comodidades. Un turista accidental encantado de
estar en Ceuta.
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